En busca del pacto perdido, pero no a cualquier precio
Grecia y sus acreedores se van a dar una nueva oportunidad de llegar a un compromiso. Antes de la confrontación final, los dos equipos velan armas. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, recabó el apoyo de toda la oposición excepto los neonazis para sus propuestas, mientras que Angela Merkel se fue a ver al presidente francés, François Hollande, y hoy se reunirá con sus colegas europeos para estudiar una acción común. En medio está el BCE, que actúa de árbitro. Su presidente, Mario Draghi, naturalmente juega en el bando de Merkel, pero tendrá un papel preponderante ya que marca los tiempos. Este lunes restringió un poco más la liquidez a la banca helena, lo que deja un margen de apenas 48 horas para romper o lograr un compromiso. Así que los dos próximos días serán cruciales. Tsipras tiene el respaldo de su pueblo, mientras Merkel debe respetar los esfuerzos de los países del euro sin saltarse las reglas. Después de los sacrificios exigidos a Irlanda y Portugal para superar el rescate, no sería comprensible que se levantara la mano a Grecia. Aún peor, sería contraproducente, ya que los mercados podrían cuestionarse también el camino emprendido por España o Italia para ajustar sus cuentas. Sería tanto como prender la mecha de un polvorín. Si Grecia no se aviene a las exigencias marcadas por sus socios del euro, su salida puede ser un mal menor, en comparación con las consecuencias que traería mantenerla a toda costa y reduciendo las exigencias.