Rajoy hizo bien con Pemex
Si entra las meteduras de pata de Zapatero está dejar caer Endesa en manos de los italianos de Enel, uno de los éxitos de Rajoy es no ceder ante las presiones de Pemex para llevarse un trozo de Repsol. En los círculos de izquierdas como el del tristemente famosos Pablo Iglesias, se ataca a las grandes empresas, como si sus directivos fueran los de la cueva de Alibabá. Pero estas grandes empresas son las que marcan la riqueza de un país, ya que hacen de efecto tractor sobre cientos o miles de pequeñas sociedades. Por eso, la mayoría de los Estados intentan proteger esta riqueza. España tuvo la suerte de adelantarse con la privatización de grandes monopolios, que han fructificado en multinacionales de primera línea como Telefónica, Endesa o Repsol. No se trata de adoptar medidas proteccionistas sobre ellas, pero sí de frenar las insidias de terceros para trocearse o arrebatar su control. Pemex es la empresa mexicana por excelencia, pero su eficiencia deja mucho que desear. Quedarse con el área de exploración de Repsol le hubiera permitido dar un paso de gigante para modernizar su estructura y poner al día su tecnología. Eso Rajoy lo sabía y prefirió que fueran los mexicanos, quienes se hicieran un hueco en el consejo de la petrolera en buena lid, sin ayuda oficial. Como no lo consiguieron optaron por marcharse, con unas plusvalías próximas a los 700 millones. Tampoco es que me den pena.