Socialistas
Del Congreso socialista celebrado durante el fin de semana hay sorpresas gratas, como la celebración de primarias para elegir el candidato del partido, de manera que nos sea el dedo del líder quien designe su sucesor. Sin embargo, la ponencia económica, que era el tema estrella, es decepcionante. No se entiende muy bien que un partido o un gobierno ponga límite a los ingresos de las rentas más altas por decreto ley o que quiera crear un impuesto mixto entre Renta y patrimonio. Hoy no se puede poner puertas al campo a las remuneraciones de los directivos o a la fiscalidad de las empresas y los trabajadores porque con un click trasladan su sede a otra parte o su residencia, como les está pasando a los catalanes. Creo que en el párrafo que dice, o vienen a decir, subida de impuestos debería decir gobernar con eficiencia y austeridad y erradicar la corrupción. Con eso me daría por satisfecho. Un Gobierno así dejaría margen para un política social adecuada y la creación de empleos suficientemente remunerados. Lo que los socialistas no quieren reconocer es que la culpa del desempleo y de toda la precariedad laboral la tiene la desastrosa gestión de Zapatero y otros secuaces, como el ex presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps. Si no hubiéramos tenido estos gobernantes, ahora estaríamos mucho mejor. Hay que mejorar la transparencia en la concesión de contratos públicos, ello limitará los márgenes escandalosos de las empresas adjudicatarias y, por ende, la remuneración de sus gestores. Y para colmo, se oponene a que Aena sea privatizada en más del 50 por ciento. Pero si es justo al revés, señor Rubalcaba, debe ser privada para acabar con el endeudamiento monstruoso y los gestores caprichosos e inexperimentados.