¿Por qué perdimos los Juegos?

Todo obedecía, sin duda a una estrategia preparada de antemano. Varios ministros se desgañitaron la semana anterior alabando los progresos de la economía española. El G20, y hasta Obama, compraron el discurso de optimismo de Rajoy sobre la economía española. El broche final iba a estar en Argentina, donde todos aspiraban a que los enormes esfuerzos españoles fueran recompensados con los Juegos Olímpicos para Madrid. Pero los miembros del Comité Olímpico no lo vieron así. Ven un país débil, cuya evolución económica aún entraña peligros de regresión  y de revueltas sociales. Y sobre todo, ven un país asolado por la corrupción, que no ofrece garantía alguna para contra los escándalos de dopaje. Con la ‘Operación Puerto’ resuelta a la española, es decir, tapando las pruebas y los culpables, y algunos corredores de élite como Contador en el ojo del huracán. El conflicto de Gibraltar ha hundido más nuestra reputación y nos mermó apoyos. Toda una lección de humildad para todos y una muestra palmaria de que la Marca España es un fiasco, del que nadie se fía más allá de nuestras fronteras. Los políticos nos han vendido humo una vez más. Siguen sin hacer los deberes.

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