Un ajuste inevitable

Subida del IVA, congelación de pensiones, o recorte temporal de la prestación por desempleo, el catálogo de medidas que tiene el Gobierno sobre la mesa para reducir el déficit y que en la edición de este martes explicará elEconomista es muy duro y causará muchas críticas. Sin embargo, es imprescindible que se acometa. No sólo lo digo porque Bruselas lo imponga sino porque es imprescindible para reducir el déficit. Los últimos datos revelados por Hacienda muestran que ésta va justita en el cumplimiento del objetivo. Corre el riesgo de desviarse si en la segunda parte del año se produce un mayor declive económico. Pero además, las autonomías, quizá con las honrosas excepciones de Cataluña y Castilla-La Mancha, están retrasando sus recortes, lo que puede sorprender desagradablemente a finales de año, como ya ocurrió en 2011, cuando el déficit se disparó al 8,9 por ciento. No queda más remedio que ajustarse el cinturón, aunque no sea agradable. Si Rajoy acomete de una vez por todas el ajuste que debería haber puesto ya en marcha, el mercado se lo agradecerá y los españoles también, aunque sea dentro de unos años. Aquí está el quid de la cuestión. Grandes políticos como Chuchill o Kohl tomaron grandes decisiones para sus pueblos -el último culminó la unificación alemana-, pero tuvieron que pagar en las urnas el impacto inicial en el electorado. Rajoy tiene aún la oportunidad de ajustar el gasto y cosechar en un par de años los frutos en forma de mayor crecimiento económico y menor desempleo. ¡Mucho ánimo, presidente!

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