Banca y finanzas
El Banco de Portugal sondea el interés del Santander y otros bancos en el BES
- El supervisor contacta también con BCP y BPI de cara a reforzar el capital
- La cotización cae un 7,9% tras reducirle el 'rating' S&P por el mayor riesgo
"Si se requiere capital adicional, en virtud de unos riesgos que no vemos ahora, habrá accionistas interesados en participar en una ampliación de capital del Banco Espirito Santo (BES)". Carlos Costa, gobernador del Banco de Portugal, conjuraba el miércoles con estas palabras el varapalo a la entidad lusa en los mercados. Pero tras el mensaje de confianza, parece esconderse un plan más allá de calmar la exacerbada inquietud. El supervisor ha sondeado el interés del Santander en el BES, según refirieron a este periódico fuentes próximas al organismo, si bien en el grupo cántabro eludieron hacer comentarios. La fiscalía lusa investiga desde hace semanas al grupo Espirito Santo.
Serían aproximaciones informales en el marco del interés del supervisor en fortalecer la solvencia de la entidad a modo de colchón preventivo por si se declaran quebrantos en BES Angola o en su exposición a sociedades de su accionista mayoritario, la Familia Espirito Santo. El escenario que ha permitido al BES reforzar su capital en 3.300 millones de euros con tres ampliaciones y sin recurrir a ayudas durante la crisis ha mudado, y un nuevo refuerzo parece abocado a dar entrada a nuevos accionistas.
En esta tesitura el Santander se perfila como una puerta clara a llamar, aunque los sondeos podrían haberse extendido también al Banco Comercial Portugués (BCP) y el Banco Portugués de Inversión (BPI).
Quiere crecer en Portugal
Y es que el interés del grupo presidido por Emilio Botín por crecer en Portugal es evidente. Tanto como para ser incluido recientemente en las quinielas de potenciales postores por la filiales que Barclays y BBVA ha puesto a la venta en el país vecino. El mismo presidente del Santander Totta, Vieria Monteiro, desveló en mayo al diario luso Negocios la disposición a comprar si surge la ocasión con preferencia de carteras de negocio y clientes, frente a nuevas redes. Este banquero dejó claro que la vocación del Santander es crecer allí aprovechando la reestructuración financiera, que entiende que debe derivar en una mayor concentración.
Portugal siempre ha sido un mercado clave para el grupo cántabro. Cuando el Banco Santander se adjudicó Banesto en 1994, Emilio Botín garantizó en el Congreso que se desprendería de todas sus participaciones en bancos extranjeros, salvo la del Totta e Açores. En 2000 adquirió todo su capital, en la que fue su primera gran operación en Europa, y ya rebautizado como Santander Totta, se ha ganado el tercer puesto del ranking luso.
La franquicia cuenta con dos millones de clientes y una cuota de mercado del 10%, reforzada durante la crisis gracias a una evolución de negocio más favorable en comparación con el resto del mercado. En crédito, por ejemplo, ganó 0,36 puntos porcentuales de cuota entre marzo de 2013 y marzo de 2014 pese a reducirse su cartera un 4,4%, porque el conjunto del sistema arroja contracciones próximas al 6%. Su prioridad es aprovechar la mejora que comienza a apreciarse en la economía para ganar peso en financiación, sobre todo a empresas cuya cuota de mercado se ha ampliado desde el 6,8 de 2011 a un 7,6% a finales de 2013. En idéntico plazo, la presencia en crédito a particulares aumenta desde el 12,2% al 12,5%.
Aún así, la franquicia genera aún apenas el 2% del beneficio del grupo, aunque en el primer trimestre se disparó un 67,9% al aliviarse la carga de provisiones con el estancamiento de los impagos, indicio también del pulso más favorable de la economía.
El BES es el primer banco del país vecino y un grupo internacional, con filiales o participaciones en hasta 14 distintas entidades financieras radicadas en Brasil, Francia, Estados Unidos, Macau, Angloa, Cabo Verde, Italia y Mozambique. Sus problemas no los ha generado la propia entidad sino que proceden de las sociedades de inversión de la Familia Espirito Santo por suscribirles la cartera de bonos corporativos y concederles financiación.
Las declaraciones del supervisor para apaciguar a los inversores garantizando su futuro han resultado insuficientes. La cotización del BES sucumbió de nuevo ayer al bucle de pérdidas en que se encuentra atrapado desde que estallaron los problemas financieros de su primer accionista. Cayeron un 7,91% en bolsa, esta vez arrastrado por la degradación de su rating en dos escalones y hasta el nivel de bono basura por parte de Standard & Poor's por las alarmas desatadas con el impagado de deuda de Rioforte, la sociedad de inversión de la saga familiar portuguesa.
Dudas sobre la solvencia
La agencia de calificación teme que los apuros del grupo Espirito Santo, dueño del 20,1% del banco, generen al BES un impacto negativo superior a los 700 millones de euros reportados en las cuentas de 2013. Su exposición al grupo se cifró en 1.800 millones y la entidad contaría con un colchón de capital de 2.100 millones para absorber potenciales quebrantos.
Pero S&P, que no descarta rebajas adicionales del rating, teme que nuevas pérdidas acaben dañando su solvencia, cuyo refuerzo buscaría asegurar ahora el supervisor.
El desafío es superior si se quiere lanzar un mensaje de confianza casi en vísperas de que el Banco Central Europeo (BCE) examine la salud de la banca, ya que un suspenso añadiría palos a las ruedas de la economía cuando encamina su recuperación. A diferencia de las últimas ampliaciones de capital, la Familia Espirito Santo no solo no está en condiciones de suscribir nuevas acciones, sino que el supervisor tampoco permitiría mayor involucración, cuando acaba de apartarla de su gestión para cortocircuitar la relación con el banco y evitar que sus problemas arrastren al BES.