Banca y finanzas

Las entidades relanzan la financiación para enderezar sus débiles cuentas

    <i>Foto: Archivo</i>


    Los préstamos empiezan a llegar tras superar la recesión, el pico de la morosidad y el saneamiento.

    Este año no sólo es el primero en que instituciones, organismos e inversores están de acuerdo sobre que  la recuperación en España ya se ha iniciado. Con este escenario de fondo, toda la banca sin excepción prevé elevar la concesión de nuevos créditos en pymes, hipotecas y consumo, rompiendo con una tendencia bajista que se prolongaba desde el inicio de la crisis.

    Según el sector, se detecta ya demanda solvente, lo que justifica que redoble los esfuerzos por conceder más préstamos, contribuyendo con ello al sostenimiento y creación de pymes y a elevar el consumo y la demanda interna. En otras palabras, a acompañar a la economía en su incipiente recuperación y con ello dotarla de más fuerza.

    "Tenemos la intención, voluntad y estrategia de aumentar la financiación a las pymes", clave para aumentar el empleo. Éste es el resumen que del comportamiento de las entidades bancarias hacía hace pocos días el presidente de BMN, Carlos Egea.

    Necesidad de prestar

    Pero no se trata, o al menos no en su mayor parte, de adoptar el patriótico papel de impulsar un recorrido seguro y rápido hacia el crecimiento económico, sino de asegurar su propia vuelta a la normalidad tras los convulsos años de crisis financiera.

    Una vez que han salvado las cuentas de 2013 en España por las menores provisiones, la desinversión en participadas y filiales y la operativa con deuda pública, este año deben volver a ganar dinero con el negocio tradicional.

    Eso significa que deben mejorar la parte recurrente del margen de intereses, es decir, descontando los ingresos percibidos por el rendimiento de la deuda pública, que en el pasado ejercicio, y según cálculos de La Caixa, supuso un 14 por ciento de los ingresos financieros.

    Este año, las entidades contarán con la ayuda de la cada vez menor retribución de los depósitos, pero será insuficiente para mejorar sus ingresos si no aumentan el volumen de préstamos concedidos y de la forma más rentable posible.

    Ahora bien, aunque este año será un punto de inflexión en el crédito, éste estará aún alejado de los volúmenes que se concedían hace apenas tres años.

    Reducción de la cartera

    Además, el proceso de desapalancamiento de familias y empresas aún está incompleto, por lo que las amortizaciones de préstamos anteriores impedirán que la cartera total crezca durante 2014.

    Según los datos del Banco de España, desde mediados del año pasado, cuando la tasa de contracción de la cartera estaba muy cerca del 6 por ciento, se ha producido una paulatina ralentización de la tasa, que en 2014 ya se aproxima al 4,5 por ciento.

    En opinión del consejero delegado de BBVA, Ángel Cano, que el stock crediticio del sector aumente en los próximos meses "es matemáticamente imposible", si bien la reducción será mucho menor que en años precedentes.

    Cano predice que el nuevo crédito a las administraciones públicas seguirá cayendo, además del promotor. A esto hay que sumar el comportamiento de las grandes empresas. Las firmas que tienen un tamaño crítico suficiente para acudir al mercado a través de emisiones de deuda aprovechan la ventana abierta por la reducción de la prima de riesgo, por lo que su financiación bancaria cae.

    Tan sólo el Santander espera que su cartera crediticia crezca en España durante este año, que sería el primero en que tal cosa sucede desde 2008, mientras el resto del sector lo espera para 2015.

    Esto no quiere decir que en algunos nichos de negocio sí se produzca crecimiento del stock, como puede ser el caso de las pymes.

    Según cálculos del Santander, su cartera para las empresas pequeñas y de mediano tamaño aumentará un 11 por ciento en 2014. No cree que sea un dato aislado, ya que para el conjunto del sector espera que el stock aumente entre un 3 y un 5 por ciento.

    Según estas previsiones, que excluyen autónomos y comercios, supondría pasar de una cartera de un tamaño de unos 145.000 millones a otro de 152.000 millones a final de año.

    En todo caso, según se recalca desde el sector, lo esencial es el nuevo crédito que se ponga a disposición de las pymes, ya que hay que tener en cuenta que los pagos de cuotas y amortizaciones de anteriores préstamos, empujadas por el proceso de desapalancamiento, reduce el volumen de la cartera total.

    Según los datos del Banco de España, la evolución mensual de esos nuevos créditos, en comparación con los del mismo periodo del año precedente, son crecientes desde hace cinco meses. En el mes de octubre del año pasado se registró un tímido avance, el primero durante la crisis, del 0,11 por ciento, que tuvo continuidad en los meses posteriores y que indica que, tras coger algo de fuerza, las pymes reciben entre un 5 y un 9 por ciento más de crédito que hace doce meses.

    La mitad que en 2008

    A pesar del aumento, y de que la tendencia predice crecimientos cada vez mayores, el crédito nuevo a disposición de las pymes está muy alejado del que recibían tiempo atrás. Tras registrar caídas año tras año, y según los datos del Banco de España, el aumento de este ejercicio no alcanzará el nivel de 2011 y será menos de la mitad que el de 2008.

    Esto quiere decir que, o bien la creciente demanda solvente de la que hablan las entidades aún no tiene un tamaño muy relevante, o que la oferta será muy selectiva.

    Los expertos hablan de los dos factores. Por un lado, las necesidades de financiación de las pymes irán creciendo, y con ellas la demanda de créditos, a medida que la recuperación se vaya afianzando. Los bancos señalan que sus planes de negocio se basan en las previsiones de crecimiento de la economía española, que van de un 0,8 a un 1,5 por ciento para este año y de entre un 1,2 al 1,7 por ciento para 2015. En función de este escenario, predicen que lo que ahora es una moderado aumento en las necesidades de financiación irá cobrando fuerza en los próximos trimestres en el proceso de una recuperación económica que ven como "irreversible".

    Ganar cuota de clientes

    Por otro lado, los bancos no sólo tienen necesidad de producir más crédito, sino que ven el contexto idóneo para ganar cuota de clientes a costa de las entidades menos activas y con ello colocarse en una situación ventajosa cuando se materialice el cambio de ciclo.

    En todo caso, esta ganancia de clientes y de volumen de cartera crediticia se conseguirá con criterios más estrictos que los de antes de la crisis. Por ello, serán las pymes que tengan sólidos planes de expansión o de nuevos proyectos y, sobretodo, las exportadoras, las que tengan más posibilidades de encontrar la financiación deseada.

    Aparte de las pymes, los bancos también pondrán su atención en el crédito al consumo, uno de los que registró contracciones más bruscas durante la crisis y el primero en dar síntomas de recuperación.

    Con un volumen mucho menor que el hipotecario, es un tipo de préstamo que deja más margen que éste, aunque con niveles más alto de morosidad. Con la anunciada recuperación paulatina del consumo privado, este tipo de créditos puede ser el que presente una mayor expansión.

    Según el Banco de España, estos préstamos llevan registrando tasas positivas de crecimiento interanual en nueva producción desde finales de 2012, con sólo tres excepciones mensuales.

    Esto hizo que a cierre de 2013 el volumen de las nuevas operaciones alcanzara 13.891 millones de euros, lo que supone un aumento anual del 8,4 por ciento.

    Los últimos datos, los correspondientes al pasado mes de febrero, no hacen otra cosa que indicar que la tendencia se acentúa, ya que las entidades de crédito están dando un 32 por ciento más de crédito al consumo que hace doce meses.

    Cómo ocurre en el caso de las pymes, a pesar de que el grifo del crédito se ha abierto con fuerza para el consumo, los niveles en que acabarán este año serán previsiblemente menores que los de 2010 y deberían crecer a un ritmo del 51 por ciento para suponer la mitad del año 2008.

    Por último, y de una manera también selectiva, las entidades bancarias volverán a dar más crédito para adquisición de vivienda.

    En los últimos años, los grupos bancarios han limitado estos productos para financiar la compra de su propia cartera de inmuebles. Así, si un cliente buscaba una hipoteca sin que estuviera ligada a un piso propiedad de la entidad debía soportar un diferencial casi disuasorio.

    En este momento, las entidades ya se plantean luchar por captar nuevos créditos hipotecarios, si bien dirigidos a clientes con unos ingresos medio-altos o altos y con unas condiciones, tanto en plazo, diferencial y porcentaje de financiación, mucho más duros que antes de la crisis. Se trata de elevar la producción pero con un control estricto sobre el riesgo, en un momento en que la morosidad empieza a estabilizarse.

    Un 25% más de hipotecas

    Hasta 2014, y con alguna excepción por cambios fiscales, el volumen de nuevas hipotecas fue recortándose mes a mes, según indican las estadísticas del supervisor.

    Esta tendencia cambió en enero pasado, y al mes siguiente, el último disponible, la nueva producción para vivienda presenta ya aumentos del 25 por ciento en relación al volumen de hace doce meses y algunas entidades, como el Santander, afirman que la cifra en el primer trimestre casi duplica la del año pasado.

    Cómo en el caso del consumo, la rápida variación se produce por la más considerable bajada del volumen de nuevas concesiones. Además, se compara con un mes de hipotecas escasas porque la demanda se había concentrado al final del año anterior para apurar las compras antes de la eliminación de la bonificación fiscal por adquisición de vivienda habitual.

    En todo caso, las previsiones señalan que, aunque en menor medida que en pymes y consumo, la banca también concederá más crédito hipotecario que en el pasado ejercicio.