Banca Cívica admite en privado que tendrá que fusionarse para sobrevivir
- Sus responsables reconocen que no podrán cumplir con las provisiones exigidas
- Ha mantenido conversaciones con Kutxabank, Ibercaja, Unicaja y Caixabank
Banca Cívica tendrá que fusionarse para poder sobrevivir. No puede hacer frente a las necesidades de provisiones y capital impuestas por la reforma financiera. Esto es, al menos, lo que los máximos responsables de la entidad aseguran en privado, en las conversaciones mantenidas con ejecutivos de otros grupos a los que se han acercado para intentar abordar un proceso de concentración, según fuentes del sector. El mensaje que trasladan sus copresidentes, Enrique Goñi y Antonio Pulido, es claro: "No podemos hacer el esfuerzo en un solo año".
El grupo que lideran Caja Navarra y Cajasol precisa de 2.031 millones para sanear su balance. En público, sus dirigentes no ocultan que están analizando una integración para hacer menos dificultoso este impacto, pero aseguran que pueden seguir en solitario y conseguir en 2012 estos recursos.
¿Cómo? Esta es la pregunta que dejan incompleta, ya que ni las ventas de participadas ni los resultados permiten a Banca Cívica captar tanto dinero en tan poco tiempo en un momento de recesión económica como la actual.
Goñi indicaba hace una semana que su intención de desprenderse de cartera industrial por 400 millones brutos. Pero al tiempo sostenía que las plusvalías latentes de sus participadas, valoradas en 2.000 millones, apenas alcanzaban los 200 millones.
Y los beneficios de la entidad se quedaron en 183 millones, difíciles de repetir ante los costes del ajuste adicional que tendrá que llevar a cabo para mejorar su eficiencia operativa, que podría afectar a unos 1.500 trabajadores.
Es decir, en el mejor de los casos Banca Cívica podría lograr unos 400 millones, si se desprendiese de toda la cartera industrial. Es decir, ni una cuarta parte de las necesidades.
No obstante, el grupo ya ha adelantado parte de las provisiones que tiene que materializar. En concreto ha cargado contra patrimonio 500 millones en 2011, con lo que las exigencias superan los 1.100 millones.
Primeros contactos
Este esfuerzo ha movido a Goñi y a Pulido, que buscan a la desesperada un socio que les rescate. Cada uno en una dirección, debido a la lucha de poder que mantienen desde la constitución del grupo. Entre las entidades a las que han llamado a la puerta se encuentran Kutxabank, Ibercaja, Unicaja y Caixabank.
A la primera le interesa Banca Cívica. Le aportaría una complementariedad de red casi perfecta, al extender sus dominios del País Vasco a Navarra y Burgos, además de afianzar su posición en Andalucía, donde ya cuenta con CajaSur. La fortaleza de Kutxabank permitiría, incluso, que la operación se llevara a cabo sin necesidad de ayudas públicas.
La reforma financiera contempla recursos del Frob a través de la compra de bonos convertibles contingentes en acciones (los llamados CoCos), cuyo tipo de interés anual ronda el 8 por ciento.
A Ibercaja la suma del Banca Cívica también le viene bien, sobre todo después de haberse quedado sin Unnim, ya que aumentaría significativamente su tamaño, pero la reciente absorción de Caja 3 por parte de la aragonesa le obligaría a solicitar estas ayudas, que son muy costosas. Lo mismo le ocurriría a Unicaja, que está inmersa en intentar salvar su proyecto de integración con Caja España-Duero. La andaluza ha reclamado al supervisor un Esquema de Protección de Activos (EPA) para seguir adelante con el plan, pero la concesión ha sido negada y ahora baraja distintas alternativas para salvar la absorción, entre ellas, la entrada de un tercero en el conglomerado, como Liberbank.
Al igual que Kutxabank, la catalana Caixabank podría asumir los activos de Banca Cívica a pulmón, sin necesidad de ayudas. La presidenta de Navarra, Yolanda Barcina, reconoció esta semana que ésta "era una opción" que manejaba la entidad copresidida por Pulido y Goñi.
Todas estas conversaciones son de momento informales. En algún caso, incluso, están paradas, y todos los pretendientes mantienen sus reticencias, bien por el coste de las ayudas bien por el temor a un agujero mayor del esperado en Banca Cívica.
La entidad ha publicado que tiene en sus balances más de 4.700 millones de euros de créditos problemáticos concedidos al sector inmobiliario -entre morosos y con riesgo de impago en los próximos meses-, además de 2.600 millones más de activos adjudicados.
Además, Cívica cuenta con un ratio de eficiencia operativa muy elevado, lo que hace prácticamente inviable su negocio. A pesar de que en el último año ha reducido sus costes en función de sus ingresos, el grupo debe emprender un ajuste extraordinario.
Ha planteado, por ello, una rebaja de salarios para toda la plantilla de hasta un 20% y una reducción de la jornada laboral, que se complementaría con nuevos despidos, mediante un ERE.