La Caixa prevé que la economía crezca el 0,7 por ciento en 2011, aunque recomienda reformas
El informe de La Caixa señala que uno de los "desafíos" de la economía española es la generación de confianza para seguir atrayendo capitales, para lo que apuesta por una mejora de la productividad y de la competitividad.
El informe destaca que en el tercer trimestre del 2010 se produjo un estancamiento del PIB después de una perceptible recuperación en la primera mitad del año, debido, básicamente, a los efectos del aumento del IVA en julio, por el agotamiento de las ayudas directas para la compra de coches y por las medidas presupuestarias restrictivas, como el recorte del sueldo de los funcionarios.
Los riesgos que perciben los mercados sobre la economía española, según el informe, son la reordenación del sistema financiero, la transparencia de las cuentas públicas de las administraciones territoriales y la aplicación de las reformas estructurales.
Como datos positivos destaca el notable descenso del déficit público en 2010 y la continuidad del proceso de reformas y ajustes.
El estudio señala que para generar la confianza necesaria para seguir atrayendo capitales en un entorno financiero restrictivo como el actual y seguir creciendo sin incurrir en más déficit corriente es imprescindible mejorar la productividad y la competitividad.
También habría que realizar un control de los costes productivos, orientar la economía productiva hacia el sector exterior y aumentar el ahorro público, lo que supone uno de los "desafíos" más importantes a los que se ha enfrentado la economía española en las últimas décadas.
El informe apunta que la crisis global ha quedado definitivamente atrás y descarta una recaída, pero advierte de que todavía queda por delante un "periodo complicado" en el que habrá que avanzar en reformas estructurales para salir definitivamente de la recesión.
Los expertos de La Caixa señalan los tres grandes retos a los que se enfrenta la economía en el año 2011, la retirada de estímulos fiscales, la corrección de los desequilibrios globales, especialmente en la balanza de pagos, y avanzar en las reformas estructurales para restaurar la estabilidad macroeconómica y la confianza, asegurando definitivamente la salida de la peor recesión de la economía mundial en décadas.