Banca y finanzas

España es clave para BBVA, pero faltan candidatos para 'maridajes'

  • Crecer en Colombia o Argentina variaría menos el perfil de su balance

Eva Contreras

La rendija abierta por Onur Genç a que BBVA sea activo en fusiones en los mercados donde opera o, incluso, adicione países anima a revisar, al menos como juego de hipótesis, su posición y las opciones, aunque Carlos Torres enfriase después las operaciones tradicionales en favor de una expansión digital como en Italia. Por encontradas que parezcan las manifestaciones, algunos expertos ven cierta complementariedad si apunta a transacciones con alto componente de digitalización y la visión es casi coincidente en que la mejor opción para el grupo sería crecer en España, pero faltan opciones claras.

De entrada, la entidad contaría con cierta hucha y la cotización se encuentra muy penalizada por un balance y negocio con peso elevado en emergentes. Su ratio de capital principal es del 12,45% y excede en 45 puntos básicos el umbral superior de su rango objetivo de 11,5% al 12%. El banco ha cifrado además entre 1.500 y 2.000 millones su capacidad de generar capital extra de forma anual y este ejercicio el parqué espera que gane un récord de 5.600 millones, a expensas del impuestazo que drenará 250 millones.

¿Necesita realizar operaciones? La visión es que no, aunque sí hay opiniones de que convendría bascular el negocio hacia mercados más desarrollados. Otra cosa son las oportunidades que surgen sin calendario prefijado y que la cotización adolece sus últimos movimientos de cartera: vendió EEUU (mercado desarrollado) y se reforzó en Turquía (emergente), donde se ha achicado su aportación a resultados al aplicar la contabilidad hiperinflacionaria (los precios se han desbocado allí un 82%) y poco gusta al mercado la nada ortodoxa política económica de Ankara (baja tipos, por ejemplo, con el IPC por las nubes). Hoy su cotización es un 9,36% inferior al arranque del año.

Hasta junio, Turquía construía el 11,5% del margen bruto del grupo y apenas el 1,8% de su resultado atribuido por dicho impacto, que quedará neutralizado en un año. Si se agrega el negocio de México y América del Sur resulta que el 69,4% del margen bruto tiene origen en esos emergentes, con sus muy diferentes situaciones, y genera el 66,8% del beneficio del grupo.

Genç condicionó cualquier operación a la prioridad absoluta de encaje -sean negocios ensamblables y rente al accionista- y a un "si podemos". Es decir, que haya oportunidades y salgan los números. A pesar de las altas expectativas en mejoras de cuentas que arroja hoy la banca por la subida de tipos en casi todas las geografías, también hay incertidumbres macroeconómicas, de evolución de impagos y hasta regulatorias con la fiscalidad que pueden alentar tentarse la ropa. El envés y lo que alentaría a dar pasos así es que la banca cotiza por debajo del valor en libros.

En términos generales, la oportunidad de ganar tamaño donde una entidad ya opera es porque la banca es un negocio de escala con facturas altas, por ejemplo, en digitalización, de forma que sumar negocio con mismas estructuras alivia dicha carga y da productividad. O dicho de otra manera, una fusión doméstica permite sacar sinergias rápidas y efectivas con cierre de estructuras y redes redundantes mejorando los ingresos al sumar balance y extendiendo las mejores prácticas al resto de la red.

Bajo esta clave y en cuanto a oportunidades, no le encajó la venta de la filial en México de Citi porque BBVA Bancomer ya es el primer banco azteca, con una cuota del 24,3%, y sumar Banorte planteaba problemas de competencia, pese a que es la franquicia que mayor rentabilidad (supera el 23% ROE). Con números fríos y siempre desde el juego hipotético, en Perú podría verse cierto espacio a una consolidación aunque limitado, ya que copa el 20,5% de cuota. Su bocado a la tarta de negocio bancario es inferior en Colombia (11%), donde Credit Suisse ha puesto a la venta sus negocios patrimoniales, por ejemplo, y en Argentina (8%). Sin embargo, los expertos consultados refieren que diversificaría poco o no supondría una operación de calado a escala grupo desde un arranque y tampoco cambiaría el perfil emergente.

Bajo la misma clave -el banco ha descartado fusiones trasnacionales-, España se revela como el mercado más prometedor para una operación de consolidación por las sinergias potenciales y tamaño, aunque no hay opciones claras. Sumar al grupo una Unicaja o Ibercaja o una KutxaBank o Abanca sería insuficiente para superar al Santander y colocarse en segunda posición nacional, sin contar la singularidad de su accionariado y que, a priori, todos quieren caminar solos. Queda Sabadell, cuya apuesta oficial es continuar en solitario, y obligaría a salvar los escollos que hicieron naufragar las conversaciones en noviembre de 2020.

El que parece más fácil de evaluar es el económico. Saltó por los aires porque supuestamente Sabadell pretendía 2.500 millones. Entonces valía 1.890 millones y hoy alcanza los 3.882,60 millones de valor en bolsa complicando la venta interna a BBVA de una operación así. En clave desembarco en un nuevo país los expertos vería con encaje una operación en Europa (EEUU se ve raro tras su salida) de una entidad implantada, que sepa y pueda crecer, aunque su estructura sea liviana y dé el perfil digital por ejecutar su negocio pegado a una plataforma como el británico TSB del Sabadell.