Baloncesto

Boston se imponen de nuevo a Los Lakers que ven más lejos el anillo



    Los Celtics lograron imponer su ventaja de campo en la final de la NBA y viajarán a Los Angeles con el 2-0 en el marcador, aunque más de un marcapasos a punto estuvo de pararse en la reacción final de los angelinos que, tras perder de 20, se colocaron a sólo dos puntos (108-102).

    Existían dudas sobre el estado físico de Paul Pierce, pero el capitán local se encargó de despejarlas con un inicio arrollador y colocando, en dos minutos, otras tantas faltas personales a Vladimir Radmanovic. Y aunque Pau Gasol arrancó de igual forma, perfecto en el tiro, guiando a los californianos, los personales de Kobe Bryant dejaron su equipo huérfano durante los compases iniciales.

    Sin su líder en cancha, los angelinos bajaron en intensidad y la segunda unidad permitió a los Celtics sumar un parcial de 10-0. Para entonces, los Lakers ya habían sufrido nueve pérdidas de balón, más que en el primer duelo, y Leon Powe, con ocho puntos en siete minutos, se revelaba como el factor sorpresa. La diferencia, gracias a los triples de Allen y Pierce, se quedó en 12 al descanso. Un buen botín.

    Segunda parte

    La apisonadora de Boston, cuya circulación de balón resultó de libro (31 asistencias en total, Rondo dio 16), no se detuvo en el arranque de la segunda mitad y el déficit siguió en aumento (58-42), provocando el desquicio de Bryant. Entonces el capitán californiano se puso el mono de trabajo para devolver cierta tensión al duelo, escoltado por Gasol, el encargado de dejar atrás la barrera psicológica de los diez puntos (68-59).

    Tan sólo un espejismo, porque entre los errores de Radmanovic y el estado de gracia en el que se encontraba Pierce, los Celtics volvieron a poner tierra de por medio con un parcial de 15-2 para situarse con 22 de diferencia (83-61). El baño era antológico y a falta de un cuarto, la victoria de los Celtics se intuía inapelable. Powe, enérgico e intenso, continuó su gran actuación con más minutos de calidad en el último periodo, todo un suplicio para los Lakers, impotentes ante el vendaval local.

    Restaban 7:40 para el final del partido y los Lakers caían de 24 (95-71). Pero cuando todos daban por sentenciados a los californianos, una increíble reacción, liderada por Bryant, hizo soñar a los Lakers, que redujeron a dos la diferencia (104-102) a falta de 38 segundos. En cambio, a Pierce no le tembló el pulso desde la personal y cortó de raíz las ilusiones angelinas.