Asia

Rechazo chino al cuarto ensayo nuclear de Corea del Norte

    Kim Jong-un. <i>Imagen: Reuters</i>

    Marcos Suárez Sipmann

    El pasado día 6 de enero, Corea del Norte declaró haber realizado la primera prueba de una bomba de hidrógeno. Se trata de su cuarta prueba nuclear. A raíz de las tres anteriores, el Consejo de Seguridad de la ONU ya impuso fuertes sanciones al país que limitan de forma estricta sus transacciones internacionales y agudizan su aislamiento económico. Su efecto ha sido nulo.

    También en esta ocasión, en respuesta, fue convocada una reunión urgente del Consejo de Seguridad. En ella sus 15 miembros tomaron la decisión de comenzar el trabajo para una nueva resolución respecto al régimen de Pyongyang. Es de destacar el apoyo expreso de China, miembro permanente, a la reacción del Consejo.

    En efecto, el principal aliado de Corea del Norte, molesto y humillado, rechaza con firmeza la cuarta prueba nuclear del país. Pekín, que afirmó desconocer este plan, requiere a Pyongyang mantener su compromiso con la desnuclearización de la península coreana. La paciencia china con Kim Jong-Un se agota, y ha convocado a su embajador para expresarle la 'protesta solemne' por el ensayo.

    El tono de esta declaración es el más duro mostrado en mucho tiempo por China hacia Corea del Norte, que tiene en Pekín a su principal apoyo político y económico. La relación bilateral dista mucho de pasar por su mejor momento, y China está recibiendo una presión creciente de Corea del Sur y EEUU para apoyar una resolución con fuertes sanciones. En ese sentido, podría suspender las importaciones de carbón norcoreano como medida de castigo. El carbón supone alrededor del 40 por ciento de las exportaciones norcoreanas a China, con un valor de 1.140 millones de dólares. En caso de hacerlo, Kim tendrá dificultades para reunir los fondos necesarios para construir su arsenal nuclear. Significaría el colapso de la industria minera, uno de los sectores que sostienen la economía nacional norcoreana.

    Pekín trata de que se retomen las conversaciones a seis bandas (las dos Coreas, China, EEUU, Rusia y Japón) sobre el programa nuclear norcoreano. Esas negociaciones para conseguir que Corea del Norte destruyera las armas nucleares - que previamente había prometido que nunca construiría - se iniciaron en 2003 y están en punto muerto desde 2008. El Gobierno chino considera que los acontecimientos han demostrado la importancia, urgencia y necesidad de reanudar estos contactos, que son el único modo efectivo de solucionar el problema nuclear de la península coreana, al tiempo que asegura que continuará haciendo esfuerzos para reanudar este diálogo. No obstante, Kim Jong-Un sigue inmerso en su ideología juche (autosuficiencia) y apuesta por continuar en solitario la crisis nuclear.

    La potencia de la bomba H

    La bomba H o de hidrógeno, al igual que la bomba atómica, obtiene su energía de reacciones nucleares. Pero es mucho más destructiva, con una fuerza explosiva entre cien y mil veces mayor. La diferencia es que la bomba atómica usa lo que se llama fisión nuclear que parte un átomo en dos más pequeños para crear su energía. La bomba de hidrógeno o termonuclear fusiona dos o más átomos en uno más grande. En otras palabras, una bomba atómica debe ser detonada para desencadenar la reacción de fusión nuclear que alimenta la bomba H.

    Es ese enorme poder una de las razones por las cuales los expertos se muestran escépticos con el ensayo norcoreano. Fabricar uno de estos dispositivos requiere una experiencia de la que carece el país, ya que solo puede considerar como 'realmente exitosa' su prueba de 2013. Detonar una bomba semejante bajo tierra causaría un gigantesco terremoto, y el seísmo generado tras el ensayo fue similar al de una bomba atómica, incluso menor a la lanzada en Hiroshima.

    Una posibilidad que se baraja es que Corea del Norte esté probando combustibles empleados para la fusión - como el tritio, el cual podría estar obteniendo de su reactor de Yongbyon - para incrementar la potencia explosiva de sus armas. La prueba ha generado tantas dudas como el supuesto lanzamiento de misiles desde un submarino que Pyongyang aseguró realizar en mayo pasado y que de ser cierto incrementaría de manera alarmante el alcance de sus proyectiles.

    Independientemente de que haya logrado construir o no una bomba H o de que este último ensayo se evalúe como un éxito o un fracaso, el mensaje es claro: su pretensión es fabricar bombas nucleares cada vez más potentes. Lo que resulta difícil de creer, en cualquier caso, es que las pruebas atómicas y de misiles que el régimen lleva a cabo desde hace casi dos décadas no le estén proporcionando avance alguno. Hay por ello que tomar muy en serio el creciente armamentismo y el peligro de las amenazas de un régimen belicoso y paranoico.