Asia

Los 'gitanos del mar', el pueblo indígena que adivinó y sobrevivió al tsunami, arrasados por el turismo

    Moken, 'gitanos del mar'. <i>Imagen. Reuters</i>

    María Medinilla

    Siguen anclados a un pasado que tiene ya 4.000 años y su día a día se basa en el mar, viven en él. Lo conocen tan bien que por eso sus casi 5.000 miembros sobrevivieron al tsumani que arrasó varios países del Índico en 2004. Son los Moken, también conocidos como gitanos del mar, un pueblo indígena que ahora lucha contra un turismo que les roba espacio.

    Aunque su forma de vida es nómada, están viéndose cada vez más obligados al sedentarismo, pero intentan resistir. Establecen sus casas sobre las aguas tailandesas y birmanas, aunque la mayor parte del tiempo viven y se mueven en barcas que se construyen ellos mismos y que llaman kabang.

    Son cazadores y recolectores pero casi todo lo que comen procede del mar -y lo que no comen lo secan y lo venden en alguno de los cientos de mercados que inundan esas tierras. Pescan con redes o arpones primarios, han desarrollado la capacidad de 'andar' por el fondo marino y aguantan varios minutos debajo del agua; también ven mejor que el resto de los mortales si abren los ojos cuando están sumergidos.

    Fue este dominio del mar y su tradición lo que les hizo 'adivinar' lo que iba a pasar en 2004. Y es que, con una alta tasa de analfabetismo, la comunidad Moken transmite su cultura y religión -son animistas y creen en los espíritus de la naturaleza- de boca a boca. Una de las historias que ha pasado por todas las generaciones es la que habla de 'la ola que se traga a la gente'. Los gitanos del mar (Chao Lay en tailandés) supieron leer el agua y al ver cambios en la marea, huyeron hacia el interior, a lo más alto que pudieron. Así sobrevivieron y lo único que perdieron fueron sus pertenencias, arrasadas por la gran ola que dejó 230.000 muertos el 26 de diciembre de ese año y que a su entender fue un castigo de los espíritus.

    Turismo, ¿el fin de los Moken?

    Otra ola, pero ésta de personas, es el principal problema que hace peligrar la continuidad de este pueblo. El turismo en el Sudeste Asiático aumenta año tras año y es la principal fuente de ingresos para estos países subdesarrollados.

    Las decenas de millones de extranjeros que viajan a Tailandia requieren de nuevas construcciones (hoteles, balnearios, restaurantes...) que quitan terreno en la costa a la naturaleza de la que viven los gitanos del mar. (imagen: AFP) Y el propio mar también se ve afectado: los bancos de peces, por ejemplo, se van agotando y la creación de parques naturales hacen de su supervivencia un delito por la prohibición de pescar en ellos.

    Los Moken ven peligrar su modo de vida. En Tailandia, Phuket o Phi Phi son los lugares en los que han pasado el mayor tiempo desde hace cientos de años. Lugares que han visto transformarse de selva virgen a centro neurálgico del turismo.

    "Hemos vivido aquí cientos de años. No tenemos dónde ir", reconocía un anciano de 78 años a la agencia AFP en 2013 y recogía news.com. Y es que en su cultura no entienden que la tierra pueda comprarse o venderse. Pero alguna sentencia a favor de promotores inmobiliarios ya ha echado en Phuket a varias familias, que han tenido que irse más al interior, lejos del mar.

    Quienes les representan en los juicios intentan probar que no pueden vivir de otra manera y, a pesar de haber conseguido alguna resolución a favor que protege su modo de vida, los Moken no notan mejoría. "Es como matarnos en vida".

    La ONG 'Plan Internacional' trabajó en la recuperación de esta zona afectada por el tsunami, haciendo especial hincapié en las condiciones de este pueblo indígena; les enseñó lo básico sobre negocios y relaciones públicas, un primer paso para adaptarse a una nueva forma de vida impuesta.