Asia

La bravata de Kim Jong-un o cómo lograr ayuda a cambio del desarme

    El mandatario norcoreano Kim Jong-un. <i>Imagen: REUTERS</i>


    Son ya tan frecuentes las fanfarronerías de Corea del Norte que el mundo empieza a no tomarlas muy en serio. En Seúl, situada a sólo 40 kilómetros de la frontera norcoreana, están acostumbrados a las intimidaciones. EEUU no niega el peligro, pero no ve movilizaciones de Corea del Norte

    No obstante, el comunicado divulgado el sábado por la agencia de noticias oficial de Corea del Norte, KCNA, de haber entrado en "estado de guerra" con el vecino del Sur comienza a inquietar a sus habitantes.

    No se veía una campaña de provocaciones similar a la actual desde noviembre de 2010, cuando la artillería norcoreana atacó el islote surcoreano de Yeonpyeong y mató a cuatro personas. El régimen comunista llevó a cabo el 12 de febrero su tercer ensayo nuclear, por lo que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó endurecer las sanciones contra el hermético país. Desde entonces, el Norte no ha dejado de lanzar serias amenazas contra EEUU y Corea del Sur.

    La tiranía norcoreana, fundada en 1948 por Kim Il-sung y heredada por su hijo Kim Jong-il en 1997, pasó al morir éste, en 2011, al nietísimo Kim Jong-un. Sus 24 millones de habitantes habitan un mundo de pesadilla, vigilados por miles de oficiales militares y cientos de miles de soldados que desfilan ante el dictador. La cuarta parte de los niños padece desnutrición y toda disidencia se castiga con la muerte o la cárcel: hay cerca de 200.000 prisioneros políticos.

    Es probable que Kim se vea obligado a hacer algo para no perder su credibilidad. Quizá una escaramuza similar a la de Yeonpyeong. Intentaría justificar así la escalada de tensión que el régimen ha puesto en marcha con las nuevas pruebas nucleares. Si bien expertos en armamento nuclear desestiman la posibilidad de que Corea del Norte consiga atacar una ciudad norteamericana, el presidente Obama se toma en serio esta amenaza. El secretario de Defensa, Chuck Hagel, destacó que están preparados para hacer frente a "cualquier eventualidad". Por otro lado, a EEUU incluso le viene bien una cierta tensión en la península coreana para posicionarse mejor en el Pacífico frente a China. El Pentágono ha anunciado el reforzamiento de su escudo antimisiles en Alaska, provocando la irritación de Pekín.

    La alarma viene dada por el grave deterioro de la situación interna de Corea del Norte. En un reciente informe de la ONU se asegura que "casi 3 millones de norcoreanos no pueden sobrevivir sin la ayuda humanitaria". Así pues, la bravata de Kim obedece a su deseo de sentarse a hablar con EEUU y obtener un tratado como los conseguidos en los últimos años: ayuda humanitaria a cambio de promesas de desarme.

    El Parlamento ha formalizado la situación de Corea del Norte como país con armas nucleares, "para su autodefensa". No sorprende que desde el gobernante Partido de los Trabajadores se afirme que "sus fuerzas nucleares son un tesoro que representa la vida de la nación". Pero lo que en realidad supone es la garantía de supervivencia del régimen y la única baza de la aislada dictadura para conseguir ayuda mediante presiones.

    Otro indicio de las penurias y dificultades económicas en el país es el anuncio del nombramiento de un nuevo primer ministro. El experto económico Pak Pong-Ju ya ocupó ese cargo entre 2003 y 2007, cuando intentó tímidas reformas, tratando de dar mayor autonomía a las empresas estatales, y reducir el control estatal en el racionamiento de alimentos.

    Reapertura de negociaciones

    En una entrevista con la cadena ABC, Obama ha contemplado abiertamente la posibilidad de volver a las llamadas "negociaciones a seis bandas" (con Corea del Sur, China, Japón y Rusia), que paralizó Pyongyang en 2008.

    China y Rusia piden la vuelta al diálogo para evitar acciones unilaterales que podrían llevar a represalias bélicas. Tal es el caso del anuncio de Corea del Norte de que prepara cohetes en respuesta a Washington. Significativamente, China - único aliado importante del Norte - no criticó los vuelos estadounidenses. También ha aprobado las sanciones impuestas por la ONU contra Pyongyang, aunque mantiene el envío de alimentos y la cooperación energética. Suministra la mitad de la comida y energía que usa Corea del Norte, más de 400.000 toneladas anuales de alimentos y 500.000 toneladas de petróleo.

    Y Rusia llama a todos a abstenerse de utilizar la situación actual para alcanzar objetivos geopolíticos en la región por medios militares.

    La presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, respaldada por EEUU, avisa de que habrá una "enérgica" represalia a cualquier provocación. El Sur realizaría, en caso de necesidad, una rápida 'disuasión activa' para neutralizar las amenazas nucleares y balísticas del Norte. Park, que defendió una relación de compromiso cauteloso con el Norte en campaña, pasó a adoptar una línea más dura desde que asumió el poder en febrero, poco después de que el Norte realizara su tercera prueba nuclear.

    No es la primera vez que Corea del Norte desafía la estabilidad regional. Pero en el contexto de la actual retórica agresiva el peligro es claro y no puede ser subestimado. Existe el riesgo de que Kim esté tentado de demostrar su temple a los generales con alguna acción militar que estime de alcance limitado. Una actitud que fácilmente podría acabar en catástrofe. Si causara una situación de guerra nuclear, su país sería el más perjudicado, con grave daño para sus vecinos.

    Sería quizá sensato aliviar momentáneamente restricciones y embargos que no están alcanzando ninguno de sus objetivos. Y, sobre todo, es clave la unidad de la comunidad internacional. China, aliado y mentor de Corea del Norte, así como Rusia, su defensora en la ONU, deben hacer valer activamente su influencia.