Asia

La retórica belicista del régimen de Kim Jong-un demuestra su desesperanza

    Kim Jong Un. <i>Imagen: Archivo</i>


    En plena escalada de tensión bélica, el joven dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, ha advertido a Seúl de que "la guerra puede estallar ahora". Señaló la pequeña isla surcoreana de Baengnyeong como primer objetivo en caso de conflicto. Tras anular el armisticio acordado con Corea del Sur en 1953 -cosa que ha hecho el Norte una docena de veces en los últimos veinte años, la última en 2009- instó el martes a sus tropas desplegadas en la frontera marítima con el Sur a estar en "máxima alerta". El primer objetivo nuclear de Corea del Norte.

    El Ministerio de Defensa de Pyongyang ha anunciado que nunca renunciará a sus armas nucleares, por considerarlas fundamentales para la "preservación de la paz y como fuerza disuasoria ante las agresiones de las potencias extranjeras". Ha denunciado al Consejo de Seguridad de la ONU por carecer de legitimidad, imparcialidad y equidad. También ha atacado el "belicismo" de la actual presidenta de Corea del Sur, Park Geun Hye, con veladas alusiones a su condición de mujer.

    Una afirmación tanto menos creíble cuanto que Park, quien reemplazó al político de línea dura Lee Myung-bak y asumió hace dos semanas la jefatura del Estado, hizo campaña para mejorar las relaciones con el vecino del norte. Además de esto, su prioridad es estimular el crecimiento de la cuarta economía asiática ahora estancada debido a un flojo gasto doméstico.

    No más Cruz Roja

    Para escenificar esta ruptura, Corea del Norte cortó la línea telefónica directa de la Cruz Roja que lo comunicaba con el Sur, utilizada para coordinar envíos de ayuda humanitaria y reuniones de familias separadas. Tampoco es la primera vez puesto que lo ha hecho en cinco ocasiones desde 1971. La más reciente en 2010, cuando mató a dos soldados y dos civiles al bombardear la isla surcoreana de Yeongpyeong y, según el Sur, hundió la corbeta Cheonan, en la que perecieron 46 marineros.

    No todos los puentes están rotos. Siguen operativas otras dos líneas de teléfono gracias a las cuales más de 800 trabajadores surcoreanos pudieron cruzar la frontera para trabajar en el polígono industrial gestionado por la multinacional Hyundai en la ciudad norcoreana de Kaesong en el mismo Paralelo 38, la zona desmilitarizada que delimita ambas Coreas.

    En Corea del Sur se registra un fuerte aumento en la venta de alimentos enlatados tras la ruptura de los acuerdos de no agresión por parte del Norte. Las encuestas muestran que el porcentaje de surcoreanos que creen probable una guerra con Corea del Norte aumentó del 40 % en 2010 al 59 en 2012.

    Y mientras en enero el 7,8 % creía que las relaciones con el vecino del norte representaban el principal problema nacional, esta cifra llegaba al 15,4 tras la tercera prueba nuclear de Pyongyang en febrero. Sin embargo, el pánico no es comparable al que se produjo cuando en 1994 las autoridades norcoreanas amenazaron con convertir Seúl en un "mar de fuego".

    El nuevo desafío norcoreano ha coincidido con el inicio de las maniobras militares conjuntas entre Corea del Sur y EEUU. Durante 10 días y bajo el nombre de Solución clave los ejercicios contarán con la participación de 10.000 soldados surcoreanos y 3.000 marines americanos. Otras prácticas vinculadas continuarán hasta finales de abril. En respuesta, Corea del Norte ha organizado a escala masiva sus operaciones que movilizarán a sus tropas de Tierra, Mar y Aire.

    Corea del Sur ha reforzado asimismo su seguridad para prevenir eventuales ataques informáticos de hackers norcoreanos. El país meridional se encuentra en el cuarto nivel de alerta, de los cinco posibles. El tercero se activa cuando las fuerzas de seguridad detectan un ataque informático. Las autoridades surcoreanas han abierto un canal de cooperación internacional y vigilan las 24 horas del día la red de telecomunicaciones.

    Corea del Norte realizó el 12 de febrero su tercera prueba nuclear. En diciembre logró poner en órbita un satélite lo que, según la inteligencia estadounidense, demuestra su intención de desarrollar misiles de largo alcance. Pese al compromiso del régimen en las negociaciones a seis bandas -entre las dos Coreas, EEUU, China, Japón y Rusia- en 2005 y 2007 a no transferir material nuclear, ni tecnología o conocimiento, EEUU teme que Corea del Norte pueda exportar tecnología nuclear. Ya exportó misiles balísticos a países como Irán y Siria y ayudó a éste último a construir un reactor nuclear destruido en 2007.

    Parece que las armas atómicas sólo se utilizarían contra las fuerzas norteamericanas o sus aliados para preservar el régimen de Kim Jong-un. Las capacidades nucleares de Pyongyang están destinadas sobre todo a la diplomacia coercitiva. Tras las recientes sanciones contra su último ensayo nuclear, el régimen de Kim presiona a EEUU para firmar un tratado de paz.