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Raúl Tristán: "Los emprendedores nos ahogamos entre la burocracia, las leyes y los impuestos"

  • "Ser empresario en España siempre ha estado mal visto"
Raúl Tristán, autor del libro libro.

Eva Sereno

El escritor Raúl Tristán ha presentado su libro '¡Emprendedores! El virus de la ingenuidad' en el que saca a la luz todo lo que hay en realidad detrás del emprendimiento, además de abordar cómo se puede sobrevivir en el difícil mundo de la empresa. El autor habla con elEconomista.es para dar las claves de cómo emprender con más garantías de éxito y para descubrir si realmente dentro de uno mismo hay un emprendedor.

¿Cómo le surgió la idea de escribir este libro?

Una de las formas en que las personas aprenden es de forma vicaria, es decir, a través de la experiencia de los demás, observando, y posteriormente aplicando lo visto pero adaptado a sus circunstancias particulares. Cuando di por finiquitada mi aventura emprendedora, creí que la mejor forma de poner en valor lo que durante la misma había aprendido era dando a conocer a otros dicha experiencia, y que de ese modo emprendieran, en caso de hacerlo, con mayores garantías de éxito que aquellas con las que yo lo hice.

¿Cómo ve el emprendimiento en España? ¿Existe una burbuja?

Ser empresario en España siempre ha estado mal visto, lo que es fruto de diversos factores entre los que podemos citar la secular ignorancia en la que se ha mantenido a los españoles, la carga moral-religiosa contraria a ciertos valores mercantilistas, y a los modelos empresariales de 'éxito': tanto personas como empresas, generalmente elevados a la categoría de mito por los medios y las instituciones y que han demostrado con el tiempo ser auténticos bluf.

Por eso, que ahora comience a hablarse de emprendimiento, y a promoverse éste, debiera ser motivo de orgullo y satisfacción. El problema es que se está haciendo mal: no se fomenta el emprender porque haya detrás una firme convicción de que una sociedad como la nuestra debe ser emprendedora. Se empuja a emprender porque al Estado le interesa recaudar y liberarse de desempleados. El estado es el principal enemigo del emprendedor: fuerza a emprender simulando favorecer las condiciones, formación.... cuando hace justamente lo contrario.

Y sí existe una burbuja, pero que a diferencia de la inmobiliaria -que interesaba 'pinchar'-, ésta tan solo se desinflará lentamente, hasta quizás alcanzar el nivel normal de emprendimiento para un país como el nuestro.

Precisamente, últimamente se emplea mucho la frase "hazte emprendedor". ¿Qué hay realmente detrás de ella?

Un nuevo nicho de mercado, un "negocio" emergente que algunos han descubierto, entre ellos como digo el Estado mismo, con todas sus administraciones, instituciones... y luego están quienes se van a 'ocupar' de formar, asesorar, tutorizar, a los futuros emprendedores...

¿Qué problemas detecta que tienen los emprendedores en España? ¿Es fácil emprender en el país?

España no es territorio amigo para los emprendedores, ya sean autónomos o pymes. Hay un 95% de micropymes (menos de diez empleados) en nuestro tejido empresarial. Sin embrago las leyes se hacen ex profeso para favorecer a las grandes corporaciones... Un problema grave es la inexistencia de tradición emprendedora, que lleva aparejada la falta de formación, experiencia, actitud... Otro problema más grave si cabe es la ausencia de un verdadero apoyo desde el Estado porque sólo se cubren las apariencias con fines recaudatorios.

En España se han adoptado últimamente medidas para favorecer el emprendimiento como la tarifa plana... y también existen otras opciones como la capitalización del desempleo. ¿Considera que son medidas positivas?

La tarifa plana es una patraña, un brindis al sol, un engañabobos... No hay negocio 'normal' que pueda romper en seis meses, quizás ni en un año... Es como decirles a los emprendedores que en cuatro días van a estar ganando dinero y su proyecto va a tener un éxito seguro y fulgurante...

La capitalización del desempleo es una opción positiva en tanto en cuanto tú y sólo tú debes ser dueño de tu dinero, sin que nadie te lo administre, pero con la escasa cultura financiera de la que podemos presumir en España, es una opción que debe meditarse muy bien, porque puede acabar llevando a la ruina total a más de una familia encabezada por un emprendedor imprudente... Eso sin contar con que emprender por necesidad no resulta aconsejable: la urgencia en obtener resultados no ayuda.

En el título de su libro habla del "virus de la ingenuidad". ¿Los emprendedores son ingenuos?

Ingenuos en el sentido de confiados. Como a la mayoría, el emprendimiento es un campo que les resulta ajeno, desconocido, y se dejan guiar y aconsejar confiadamente por cualquiera que se tilda de gurú, de asesor y generalmente trabaja a la sombra de una institución... ¡sin haber emprendido jamás! ¿Cómo entonces pueden aconsejar a otros en un asunto tan serio, que a muchos puede costarles la ruina personal y familiar? La ingenuidad es un exceso de confianza, que les lleva a no estudiar adecuadamente los perfiles de sus 'consejeros', y a creer que emprender es cuestión baladí, sencilla.

Su libro pretende ayudar a las personas a descubrir si realmente están capacitados para tener su negocio. ¿Qué se debería tener en cuenta?

Deben analizarse a sí mismos, estudiarse a conciencia, realizar una profunda reflexión sobre su forma de ver la vida y saber qué actitud domina en su persona: o eres emprendedor o no lo eres. Si no lo eres, no pasa nada, simplemente te sentirás más cómodo trabajando por cuenta ajena, y ya está. Si no lo eres, mejor no lo intentes.

Si en ti duerme un espíritu emprendedor, entonces pasas a plantearte tu proyecto: debe ser viable y debe apasionarte. Las dos premisas deben darse necesariamente.

Para tu proyecto debes contar entonces con un equipo profesional, con socios a los que les entusiasme tanto el proyecto como a ti, y que seáis complementarios los unos de los otros.

Y por supuesto el dinero, el capital, la financiación, es un tema insoslayable. Para emprender hace falta mucho dinero, por lo que primero, diseña un proyecto a la altura de las posibilidades económicas del equipo; y segundo, procura que la financiación recaiga en el equipo...

En su opinión, ¿qué cualidades tiene que tener un emprendedor?

Ser un espíritu inquieto, siempre ideando, creando en su mente, y con la mirada puesta en dar vida a lo que imagina. Tener mucha calma y una gran paciencia, la resiliencia (flexibilidad, adaptabilidad) es fundamental; la capacidad de sobreponerse al fracaso, verlo como algo consustancial al camino que ha elegido, y ser capaz de aprender en todas las situaciones.

¿Qué marco legal precisaría un emprendedor?

Uno en el que el Estado esté lo más ausente posible, no interfiera, y no se constituya en un sheriff de Nottingham y en el que haya libertad, menos leyes, menos regulación, menos trabas administrativas, para competir, para abrir negocios, nada de subvenciones ni de competencia desleal de las administraciones, ONGs, fundaciones..., y un Estado mínimo sin afán recaudatorio. Por ejemplo, la famosa cuota de autónomos es una aberración, no tendría que haber un fijo mínimo, sino pagar en función de beneficios, ¡ojo! de beneficios: si no se gana nada, no se paga nada. Y luego están las tasas, impuestos, cuotas... En este país los emprendedores nos ahogamos entre la burocracia, las leyes y los impuestos.

En España, aproximadamente el 70% de los negocios no supera los cuatro años de vida. ¿Por qué cree que se produce esta situación?

El 80% no supera los cinco años y el 90%, los diez. De cada tres empresas que se crean, una desaparece y unas 180 empresas al día, mueren. El fracaso es lo normal, y así debiera tomarse: como lo normal. En Estados Unidos, el 40% de las startups fracasan y el 95% no llega a alcanzar los objetivos de retornos que imponen sus inversores. ¿Quién dijo fácil?

Con una adecuada selección de proyectos empresariales (viables), equipos apasionados e implicados y con la formación, experiencia y competencias adecuadas, así como la financiación correcta (no bancaria), las cifras en España podrían llegar a ser más benévolas, pero siempre habrá que partir de la base de que emprender es un juego de riesgo, en el que lo habitual es perder.

En su libro habla de que para emprender se necesita bastante dinero y alude a la dependencia de las entidades financieras para obtener financiación. Sin embargo, hay modelos de negocios low cost y cada vez aparecen más fuentes de financiación ajenas a la banca tradicional. ¿Considera que están funcionando estas alternativas?

Como he señalado anteriormente, hace falta dinero. Dicen que en EEUU se crean empresas en los garajes... ¡es que son garajes muy grandes! ¡ja, ja, ja! El capital inicial invertido en Facebook fue de unos 380.00 euros; en Groupon unos 750.000 euros; en Foursquare cerca del millón de euros.... ¿Acaso todo el mundo tiene 600.000 euros en el bolsillo? Ya sabemos quiénes tienen eso y más, pero el común de los mortales no.

La vía de financiación bancaria supone endeudarse para 'invertir' en un intangible que no sabemos cómo acabará y ya vimos cómo ha acabado con un tangible como la vivienda. No es en absoluto una vía recomendable. Los bancos no perdonan más que a los ricos. Si fracasas irán a por ti y te arruinarán la vida.

Hoy se ha puesto de moda opciones como el crowdfunding, que no es sino el modelo de las 'Tres Efes' tradicionales (friends, family y fools), pero ampliado gracias al poder de las redes sociales.

¿Qué opina de que se concedan subvenciones a los emprendedores?

Las subvenciones son una corrupción del sistema y deberían desaparecer. Generan competencia desleal, dependencia, corruptelas en su concesión... y es jugar con el dinero de los ciudadanos que no hemos decidido invertir en dichos proyectos. No se nos ha consultado.

¿Cuáles cree que son los fallos más habituales de un emprendedor?

Creer que una 'buena' idea es una idea viable; emprender con amigos o familiares e incluso solo; no contar con el capital necesario para sobrevivir hasta que el negocio sea rentable; y confiar en ciertos desaprensivos que solo pretenden sacar tajada a su costa.

¿Qué le recomendaría a alguien que está pensando en emprender?

Que se lea el libro, ¡evidentemente!

¿Se plantea emprender?

Ya lo he hecho, a lo largo de seis años, si no no habría escrito este manual. No hablo de lo que no conozco. Y no descarto caer de nuevo en la tentación...