Andalucía

Miguel Rodríguez: "Si estuviera en EEUU, Festina tendría 10 veces más empleados y vendería 20 veces más"

    Miguel Rodríguez, presidente del Grupo Festina Lotus. Foto: Fernando Ruso

    José Luis Losa

    Nació hace 71 años en La Línea de la Concepción (Cádiz) y muy joven tuvo que emigrar a Cataluña y después a Suiza para ganarse la vida. Ahora recibe a elEconomista en su exclusivo chalet de Sotogrande, muy cerca de su ciudad natal, donde pasa las vacaciones. Es propietario del Grupo Festina (Festina, Lotus, Jaguar, Candino y Calypso), que el pasado año facturó más de 200 millones de euros y es la marca de relojería y joyería española más reconocida del mundo. El pasado año recibió la Medalla de Andalucía.

    Cuando mira atrás, ¿soñó alguna vez con esta realidad? No, nunca me lo planteé. Mi ambición no fue el dinero sino el conocimiento. Cuando con 20 años yo me fui a Suiza con 400 pesetas en el bolsillo, que eran muy pocos francos y me duraron pocos días, jamás aspiré a tener más dinero. Siempre tuve envidia de la gente más inteligente y más culta que yo.

    ¿Qué fue más duro, irse de la Línea a Cataluña o de Cataluña a Suiza? La primera decisión la tomaron mis padres cuando yo tenía 14 años, obligados por la crisis que supuso el cierre de la verja de Gibraltar, y la segunda la tomé yo. Para mí irme de Cataluña no fue nada traumático, sino una liberación. Porque yo me fui en mayo del 68 a Suiza y volví 10 años después, pero en los primero años allí nunca pensé en regresar a España. Yo en Cataluña lo pasé fatal porque sentí el racismo. Me decían que era "murciá", y yo le decía que no era "murciá" sino andaluz, y respondían "son la misma cosa". Y ese racismo nunca lo encontré en Suiza. Pertenezco a ese millón de andaluces que nacimos en esta tierra y que contribuimos en gran medida a levantar Cataluña y a hacerla lo que es hoy.

    ¿Qué recuerda de esos 10 años en Suiza? ¿Por qué volvió? Yo fui muy feliz en Suiza aunque trabajando mucho. Y al cabo de los 10 años, regresé porque en España yo tenía una gran actividad política. Militaba en diferentes partidos de lucha contra la dictadura porque en mi casa estaba la cultura de la izquierda. Mis dos abuelos murieron en la guerra en el bando republicano y fui un luchador contra el franquismo, que entonces éramos muy poquitos, aunque ahora todo el mundo dice que luchó contra Franco.

    Y es entonces cuando la casualidad hace que traiga un reloj suizo que a alguien le gustó mucho y lo vendió, y trajo otros tantos más y comenzó a venderlos. Y tras eso, montó una tienda… Así fue. Monté una tienda en la calle San Pablo en Barcelona y pasé un año de fábula. Yo dejaba a mi señora en la tienda y me iba a discutir de política a La Rambla. A mí no me gustaba estar detrás de un mostrador, así que comencé a venderles a otros comerciantes y cada vez fuimos creciendo más. Aproveché un cambio tecnológico importante que hubo del reloj analógico al digital, primero de cuarzo y luego de LCD con cristal de pantalla líquida. Poco después comencé a importar relojes de Hong Kong y con márgenes importantes y una gran necesidad en el mercado. Fue lo que se dice estar en el mercado en el momento justo y hacer las cosas justas. Entonces cada vez fui haciéndome más grande, pero siempre con los pies en la tierra.

    Usted era el distribuidor de relojes hasta que decide comprar Lotus... Sí. Eso fue también una casualidad. Compré Lotus primero en 1980. Yo estaba en mi tienda y compraba todas las marcas en Suiza que estaban en liquidación, y las vendía aquí a la mitad de precio de lo que estaban en el mercado español. Y un día apareció una señora en mi tienda un poco desesperada por vender relojes. Entonces le dije que aunque era pequeño yo estaba encantado de comprarle un número considerable. Me dijo que llevaba varias marcas y una de ellas era Lotus. Me gustó mucho y ella me regaló el 50% de la marca y posteriormente ya me cedió el 100 por cien. Lotus no era una marca conocida, ni ella misma la había utilizado nunca. Pero con mi trabajo, a los cuatro años era la primera empresa española de relojes.

    ¿Y cómo consigue ese 'boom' en ese breve tiempo? En primer lugar, haciendo un producto de muchísima calidad, a un precio muy, muy razonable. Yo siempre he tenido mucha conciencia social y he hecho lo que consideraba justo. Me acuerdo que al principio compré 2.000 relojes y cuando vi que no tenían la calidad suficientes, los destruí. Me vino un cliente para comprarme una docena y le dije que no podía porque no eran de buena calidad. En aquellos tiempos no me parecía correcto que una persona trabajase una o do semanas para poder comprarse un reloj y que se llevara un producto que no tuviese la calidad que debía tener. Yo estoy muy orgulloso de ver a gente que tienen un Lotus de hace 30 ó 35 años y que lo tienen perfecto y lo utilizan todos los días.

    Y a los cuatro años ya compró Festina... También por casualidad, pero esta sí era una de las marcas más conocidas de este país junto con la marca Cauny. Yo fui a Suiza a comprar Cauny pero cuando llegué a Biel, que es como la capital de la relojería en Suiza, me encontré a un proveedor que me informó de que Festina estaba en venta, me facilitó los contactos y acabé comprándola en lugar de Cauny.

    ¿Festina era conocida en el resto de Europa? Exacto. Entonces lo primero que hice fue registrarla en España, y como Lotus era líder en España en gama media, y no me iba a ponerle a hacer la competencia a una marca de mi misma propiedad, empecé una política de exportación y desarrollo de Festina en Bélgica, Holanda, Italia…, hasta que acabé por comprar los distribuidores y monté filiales.

    ¿Desde el principio siempre tuvo vocación internacional? He viajado muchísimo y acabas teniendo un concepto del mundo muy pequeño. Prácticamente le das la vuelta a la Tierra en 24 horas. Y por mi trabajo he dado muchas vueltas al planeta. Por aquel entonces se avecinaba el Mercado Común Europea, y entonces pensé que antes de que vinieran los extranjeros a España, yo saldría fuera a hacerles la competencia a ellos. Hablamos de 1986. Y le hice una competencia muy fuerte, por ejemplo, a los franceses. En pocos años, a pesar de que tenían buenas marcas locales y fabricación propia, Festina se convirtió en la marca número uno en venta en su sector de precio en Francia. Ocurrió lo mismo en Bélgica, Alemania o Italia. Todos estos países llegaron luego a España para hacerme la competencia, como era legítimo, pero yo era muy fuerte aquí y ninguno consiguió consolidar su marca en España. Y lo intentaron todos.

    ¿En qué año decide volver a dejar Cataluña? Hace 20 años. En el año 2000. Yo estaba muy enfadado con todo el tema que estaba ocurriendo en Cataluña. Pero no ahora, hace ya 20 años. Ya por entonces yo preví que este problema actual iba a pasar. Y me negué que con la mitad de mi IRPF Jordi Pujol contribuyera a ese adoctrinamiento que ya se estaba dando, y me vine a La Línea. Estuve 6 años como residente fiscal en mi pueblo, pero tras comprar varias fábricas en Suiza, acabé yéndome allí. Y hora paso la mitad del tiempo entre Suiza y Barcelona.

    ¿Cuáles son los parámetros de la empresa a día de hoy? Actualmente exporto a 95 países. Hacemos unos 5 millones de relojes al año. Tenemos unos 3.000 empleados. En Andalucía tengo una fábrica en Córdoba, pero que no tiene mucha actividad porque hacíamos relojes de oro, y con la crisis estos dejaron de ponerse moda.

    ¿Cómo ve el futuro del grupo, más global, con otros socios...? Ya es suficientemente global, y socios no quiero. Vivimos en el país en el que vivimos. Si yo estuviera en Estados Unidos tendría diez veces más empleados y vendería 20 veces más.

    Ha comprado recientemente al fabricante de relojes híbridos Kronaby. ¿Va por ahí el futuro? Sin duda. Lo que hemos comprado, para que se haga una idea, es el Windows de los relojes. Esa tecnología la montaremos en nuestras marcas y aparte mantendremos la marca Kronaby. Ahí lo que vale una fortuna es ese desarrollo tecnológico que han hecho durante tres años y medio los ingenieros informáticos. Sigue además su expansión de tiendas... Cuando empezó la crisis el mercado español era un mercado muy atomizado. No era normal que en España hubiera 17.000 puntos de venta de relojería-joyería, mientras que en Francia, por ejemplo, con un 50 por ciento más de habitantes, sólo había 8.000, o en Alemania, 7.000. Había muchas tiendas pequeñas y no había grandes cadenas de distribución. Entonces, decidí montar una cadena llamada Time Road (Road viene por Rodríguez Dominguez, mis apellidos). Ahora, entre tiendas y corners de El Corte Inglés, estamos sobre las 215 y somos la primera cadena de España, ya que con crisis desaparecieron más de la mitad de aquellas 17.000 tiendas.

    ¿Qué le hace más ilusión, aumentar ventas o que Festina haya sido reconocida como una de las grandes marcas de lujo de todo el mundo? Prefiero la cantidad. Estamos entre las tres marcas españolas y las cien del mundo de lujo. Si tuviera tiempo montaba 1.000 tiendas en Europa. Pero por edad no me da tiempo. He montado en España 210 tiendas, y creo recordar que en este año nos quedan por montar otras 10 ó 12 más.

    Su lado menos conocido es el filantrópico, apoyando diversas causas y destinando el 10% de sus beneficios a donaciones. ¿Por qué? Es un deber social. Pienso que hay que devolver a la sociedad parte de lo que has ganado, y en mi caso se trata de un compromiso que he tenido siempre desde joven.

    El año pasado donó al Hospital de La Línea un escáner y un mamógrafo, aunque usted no recibió las críticas que Amancio Ortega... Por suerte fue un tema muy local. Pero en nombre de millones de españoles le doy las gracias a Amancio Ortega por haber hecho esa donación. Porque creo que quienes le han criticado son unos mamandurrias que no merecen ni siquiera decirles nada.

    ¿Pasea de vez en cuando por La Línea de su niñez?¿Cómo la ve? Sí que paseo. La Línea es uno de los pocos casos de una ciudad que siendo fronteriza, en este caso con una colonia extrajera, se vive peor que en otros lugares. Creo que Gibraltar es un gran perjuicio para España. Vive de ella.

    ¿Qué opina de la idea lanzada por el alcalde de La Línea de constituirse como ciudad autónoma, al igual que Ceuta y Melilla? Es una maniobra de Gibraltar y Fabián Picardo para crearle problemas a España. Y reproduce las mismas consignas de los catalanes, aunque aquí en lugar de España nos roba se dice España nos abandona. Eso no beneficia en nada a un pueblo al que se ha engañado ya muchas veces.

    ¿Qué espera del nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía? Yo creo que la alternancia en el poder es buena para la democracia. Creo que como ha pasado en el resto de España, es positivo. Ya ha habido algo importante, como ha sido eliminar un impuesto que me parece injusto: el de donaciones y sucesiones. Ya pagamos bastantes impuestos. Es un buen comienzo. Yo lo que espero en general, tanto para Andalucía como para toda España, que la enseñanza se adapte a la vida real. Creo que España perdió el tren de la Revolución Industrial y ahora estamos perdiendo el tren de la Revolución Tecnológica.

    A nivel nacional, ¿cree que debe haber repetición de elecciones? Lo que espero de próximo Gobierno, sea cual sea, es que mantenga ahora y para los próximos 50 años a España unida, como llevamos 500 años unidos. Sería bueno que se repitieran elecciones, porque vivimos en Occidente y nuestros socios europeos no permitirían ciertos tipos de Gobiernos.