Los ignorantes y los que no tienen memoria insisten hoy de nuevo en señalar la caída de ayer del petróleo (un batacazo del 4%) como la causa de la continuidad alcista de las bolsas; bueno, al menos de que la caída fuera mínima.
Esa presunta correlación entre la caída del petróleo y la subida de las bolsas es falsa de toda falsedad, puesto que la escalada del crudo desde los 25 hasta los 78 dólares ha coincidido casi al milímetro con la subida de las bolsas desde los mínimos de 2002-2003.
Detrás de estas escaladas paralelas está una misma razón: la fortaleza del crecimiento económico global (en especial en EEUU y Asia), que por un lado ha disparado la demanda mundial de materias primas, y por otro los beneficios empresariales, que es lo que justifica las subidas de las bolsas. Y mientras los datos económicos han ido corroborando esta fortaleza del crecimiento, ambas subidas han continuado tranquilamente, con sus correcciones intermedias (como toda tendencia).
Sin embargo, esta correlación se rompió en los máximos de julio, cuando comenzó una caída en el crudo que parece no haber encontrado suelo: tras haberse frenado varias veces en la zona de 60 dólares, ayer se precipitó hasta 58,36, su nivel más bajo desde julio de 2005.
Más allá de las explicaciones tontorronas habituales (menor temor a ataques terroristas, tranquilidad en Irán, dudas de que la OPEP vaya a cumplir su recorte de producción, etc.), el petróleo puede estar lanzando una señal de alerta más peligrosa todavía que la de los bonos. El petróleo puede estar indicando el final de ese fuerte crecimiento económico, es decir, anticipando una menor demanda mundial. La relación con el claro debilitamiento de los datos económicos en EEUU es inevitable.
Esta hipótesis empieza a circular en Wall Street, aunque de momento no es ni mucho menos mayoritaria (al contrario, hay quien sostiene que una eventual recuperación de las materias primas sería una señal alcista para la renta variable). Pero si esta teoría resulta ser cierta, podemos encontrarnos ante un serio peligro para las bolsas, puesto que el combustible que las ha alimentado en los últimos años se estaría agotando. Sí, sí, la temporada de resultados está siendo buenísima en EEUU... pero eso es el pasado y ya está recogido en las cotizaciones. El futuro es lo que empieza a nublarse, y es lo que pueden empezar a descontar las cotizaciones.
Si verdaderamente nos encontramos ante un aterrizaje brusco en EEUU, las bolsas no pueden mantener su alegría actual. Nunca ha sido así. Y las teorías del fin de los ciclos y del "esta vez es diferente" han fracasado sistemáticamente. Cada vez hay más indicios de que los días de vino y rosas de la renta variable tocan a su fin; el último es el petróleo. Así pues, empieza a ser muy arriesgado tomar nuevas posiciones en el mercado, aunque el giro puede tardar todavía en llegar y, mientras tanto, las cotizaciones pueden subir bastante más. Es imposible saberlo a priori.