Las empresas de materias primas podrían ser las próximas en tomar el mando.
Hace semanas, en pleno hervor eléctrico, tuvimos la oportunidad de comentar los 13.000 puntos del Ibex. Si algunos pensaron que iban a seguir siendo los mismos los que iban a tirar del carro hasta el infinito y más allá probablemente fue por falta de tablas bursátiles. La bolsa no puede subir siempre de la mano de los mismos, y precisamente de eso adolecíamos en exceso desde julio.
Comentábamos que ni el ladrillo ni el vatio debían ser los protagonistas en adelante. Frente a éstos, Bolságora proponía a los bancos y, muy especialmente a Repsol y Telefónica como candidatos a liderar una continuidad de alcista que parecía probable con un Dow Jones Transportes apoyando por fin al Dow Jones Industrial. Y las cosas están yendo por ese camino.
El caso de Repsol era un tanto chocante si no estuviésemos hablando de la petrolera del país de las maravillas. Como hay para todos, Repsol no iba a perderse el calentón corporativo que vive este país, y eso la convertía en una petrolera especial pese al poco momento alcista que mostraba el sector a nivel mundial entonces. Y es que no iba a ser la primera vez que el tema se utilizaba para justificar alzas en nuestra empresa de hidrocarburos.
Las petroleras, así como el resto de compañías ligadas a las materias primas, desde el oro al aceite de calefacción y puede que con los metales industriales como única excepción, han sido la cenicienta de la recuperación vivida desde julio. Pero eso también está cambiando. Más madera alcista. Así que fíjese por donde, ahora resulta que Repsol empieza a estar acompañada por otras, y eso es buena noticia para todo el mercado.
Habrán escuchado que uno de los motores del actual rally bursátil global ha sido la caída del crudo. Fenomenal, como si su ascenso desde los 25 a los 79 dólares hubiese frenado a las bolsas. Como argumento alcista ha venido de cine, pero es que cuando el mercado quiere subir cualquier cosa favorable vale para echar leña al fuego.
Renta variable y crudo han venido subiendo conjuntamente desde 2003 y ese es el paradigma de fondo. Es esa relación la que se ajusta a la ecuación de gran crecimiento económico mundial que está explicando el continuo crecimiento de los beneficios de las empresas; que al final es lo que cuenta. Y no tiene porque cambiar. De hecho, tras conocerse un dato de PIB norteamericano como el que conocíamos el viernes (que parecía inquietar a los mercados de acciones por la posibilidad de un enfriamiento), yo me voy a desmarcar considerando que un alza de las materias primas puede servir precisamente para acabar justificando que en realidad la economía no está tan fría. El famoso aterrizaje suave...
Puede haber turbulencias, pero en cuanto vuelvan a repuntar los índices, magia potagia, el brío de las materias primas puede ser tomado como un argumento alcista en lugar de bajista al poderse colegir de ello que la economía en realidad no se enfría sino que simplemente se ha ralentizado para gloria de los bancos centrales.
Así, las empresas de materias primas se suman a otros sectores aletargados como tecnología en la eurozona, transportes, chips, biotecnología..., y, como no, a las estrellas de esta semana, las operadoras de telecomunicaciones, para ofrecer relevo a unos índices que han marcado máximos sin tener que acudir en exceso a todo este elenco de empresas últimamente. Una bolsa que se va dando relevos es una bolsa sana, y la altura no es problema alguno a la luz de rupturas alcistas como la que está dejando asentada el S&P500 tras dos años de movimiento lateral/alcista.