Nada, que no hay manera. El optimismo generado por el violento giro alcista de Wall Street el viernes se esfumó igual de violentamente ayer con una recaída contundente de los índices que deshizo los patrones alcistas potenciales y devolvió al mercado al movimiento lateral. Incluso es posible que los bajistas puedan retomar el ataque interrumpido en los próximos días.
El Dow Jones cayó el 1,39% y cerró en mínimos del día, aunque al menos consiguió salvar los 10.000 puntos. El S&P 500 se dejó el 1,47% y el Nasdaq, el 1,56%.
Estas caídas deben trasladarse hoy a la apertura europea e intensificar los ligeros descensos de la sesión de ayer. Aunque mientras no se pierdan los soportes que resistieron la semana pasada, no estará todo perdido. El lateral puede romperse por cualquier lado, aunque el deterioro del escenario y las formaciones técnicas de mayor rango otorgan más probabilidades al bajista.
La excusa para la recaída de anoche fue la intensificación de los temores a la vuelta a la recesión ante los importantes datos que conoceremos esta semana, aunque los de ayer no fueron especialmente malos: el gasto de consumo salió una décima mejor de lo esperado, aunque los ingresos se quedaron algo por debajo.
Las noticias empresariales también fueron positivas, con el la oferta de Sanofi para comprar Genzyme por 18.500 millones de dólares en efectivo. Intel también anunció una oferta por una división de la alemana Infineon valorada en 1.400 millones. Asimismo, continuó la guerra entre HP y Dell por 3PAR, con ventaja de momento para la primera.
El euro cayó frente al dólar, el petróleo cedió hasta 74,54 dólares y el oro ganó ligeramente hasta 1.239,2. Los bonos retomaron las subidas tras el castigo del viernes y su rentabilidad recayó hasta el 2,54%.
Hoy martes tendremos el índice Case-Shiller de precio de la vivienda, el PMI de Chicago y la confianza del consumidor de la Conference Board, con perspectivas de una nueva caída. Estas referencias pueden empezar a inclinar la balanza del mercado hacia uno u otro lado.