Es una ironía que la caída del Ibex se haya producido la misma semana en que se han publicado los resultados excepcionales de las empresas españolas. La coincidencia es lo bastante llamativa como para despistar al inversor más neófito.
¿Cómo explicar que la bolsa española haya perdido en 2 sesiones un mes entero de alzas, cuando el crecimiento de los beneficios de las sociedades justifica la progresión de nuestro índice desde enero?. Esta pregunta esconde dos posibles respuestas.
1- La caída podría explicarse por la rapidez de la subida anterior. El mercado está nervioso y la zona de los 12.000 es propicia a la toma de beneficios ante la menor inquietud, venga de Francfort o de Washington. Según esta opinión, mayoritaria en las portadas de los diarios del fin de semana, estaríamos en plena fase correctiva sin que hubiera cambiado la tendencia que sigue siendo alcista. Lo razonable es mantener la calma y aguantar el chaparrón.
Ahora bien. El problema de las correcciones es que se sabe cómo empiezan pero no se sabe cómo acaban.Técnicamente, sabemos que el Ibex puede caer 2.000 puntos más, sin que la tendencia se modifique (no estamos diciendo que va a pasar – ver nuestro comentario técnico de hoy). Eso es más que suficiente para que el inversor se pregunte si quiere o no proteger su capital.
2- El mercado no tiene tan claro el futuro inmediato. Los escépticos señalan que los datos fundamentales siguen siendo buenos y respaldan la tesis de un alza hasta los 13.000 puntos. Bolságora se toma este optimismo con reserva porque sabemos que una previsión de analista, y con mayor motivo el consenso del mercado, se hace y se deshace al son de cambios económicos mal percibidos a priori. Dicho de otro modo, el analista extrapola, en vez de prever. Esto no plantea una nueva cuestión: ¿y si el mercado nos estuviera advirtiendo que la prima de riesgo cambia o que la progresión de los beneficios de las empresas ya no es sostenible?
Si fuera así, la caída del Ibex no sería sólo una simple corrección sino el primer paso para adaptarse a un entorno más difícil. No puede saberse a priori. Los 12.000 podrían constituir el techo del mercado, lo que, de verificarse, se sabrá demasiado tarde para reaccionar. Así que ojo con esto, usted verá si puede correr ese riesgo. Nosotros, como siempre, le animamos a pensar en lo impensable.