La vuelta bajista iniciada el pasado viernes tiene poco que ver con la caída del mes de mayo. Para convencerse, basta comparar las relaciones entre renta variable, renta fija y materias primas entre mayo y noviembre.
Respecto a la renta variable, se observa que no hay ahora pautas bajistas análogas a las de mayo en casi ningún índice de primer orden, especialmente en el Nasdaq que no parece correr peligro alguno. En cuanto a Europa, si olvidamos un momento el Ibex cuya fuerza puede distorsionar nuestra visión, cabe destacar que la corrección no se ha producido ni después de una subida duradera ni después de una racha de incapacidad alcista como la que hubo en el viejo continente entre marzo y mayo.
En mayo, la inestabilidad se inició en los segmentos más especulativos del mercado global, es decir los países emergentes o las materias primas. Pero en noviembre, apenas se están moviendo las bolsas de los países emergentes. El índice MSCI Brics baja desde un máximo de 449,4 el jueves pasado a 446,6 al cierre del lunes, es decir una caída inferior al 1% cuando el Ibex ha perdido ya 3,7%. Tampoco han aumentado tanto las diferencias de tipos (spreads) entre los bonos emergentes y los bonos americanos (no más de unos 15 puntos frente al salto de 50 puntos en mayo).
A propósito de renta fija, es destacable el hecho de que el desplome del dólar no haya tenido hasta ahora un impacto fuerte sobre los tipos a largo de la zona dólar o de la zona euro. Sí que han bajado los tipos pero la caída no ha tenido ni la intensidad ni la brutalidad causadas por el 'vuelo hacia la calidad' de mayo cuando los inversores repatriaron de forma masiva su dinero hacia los bonos americanos. El billete verde subió como consecuencia de la crisis mientras su debilidad fue la semana pasada el detonante de la corrección.
Finalmente, cabe recordar que las materias primas tuvieron su período negro este verano pero están rebotando desde octubre, o al menos están tranquilas a la espera de más visibilidad sobre las perspectivas de la economía mundial. Lo que sí sube, y con bastante ímpetu, es el oro que ha retomado su papel tradicional de 'hedge' contra la depreciación del dólar.
En resumen, estamos lejos del efecto dominó del mes de mayo y la debilidad de la renta variable no parece ser el catalizador para una subida generalizada e indiscriminada de las primas de riesgo. Por lo tanto, pocos son los analistas que insisten esta semana en una vuelta a la inestabilidad financiera.
Por supuesto, no hay que bajar la guardia y sabemos que el mercado puede contradecir mañana lo que sugiere hoy. El epicentro de la corrección está en Estados Unidos y está pone a prueba la tolerancia de los inversores respecto a los 2 temas claves de este fin de año: la debilidad de la economía americana y la debilidad del dólar. La reacción del mercado global ha sido comedida de momento, como si los inversores vislumbraran en el dólar el ajuste previsto desde hace tiempo en una perspectiva de aterrizaje suave de la economía americana.
Pero de empeorar las expectativas con brutalidad, el dólar sería el candidato perfecto a otro bajón violento contra todas las divisas. Con el riesgo de que se agote el margen de tolerancia de los inversores.