Ecoaula
La escuela rural
Ecoaula.es
Alpartir, pequeña localidad de 600 habitantes en la provincia de Zaragoza, tiene una escuela incompleta con 5 docentes y 38 alumnos. Una escuela como las muchas que hay en Aragón (uno de cada diez colegios de nuestra Comunidad Autónoma tiene menos de diez alumnos). Una escuela que las Administraciones educativas, tal como establece la LOE, deberían tener en cuenta por sus características particulares "a fin de proporcionar los medios y sistemas organizativos necesarios para atender a sus necesidades específicas y garantizar la igualdad de oportunidades". A este respecto, ni la LOMCE , ni el proyecto de Real Decreto por el que se establece el currículo básico, ni la LODE, ni la LOGSE, ni la LOCE, hablan de la escuela rural, la gran olvidada: centros escolares pequeños, con poco alumnado, con clases agrupadas y heterogéneas que obliga a adaptaciones importantes del diseño curricular. Esta es la intimidad de la escuela rural, el lado oculto de la escuela, la cara que sólo pueden contemplar sus protagonistas.
En estas condiciones, es necesario considerar la educación como un elemento compensador de desigualdades sociales y territoriales que reconozca la escuela rural como un servicio público sin exclusiones, que contribuya a la integración, a la vertebración del territorio y a la cohesión social, conformando así una sociedad más justa y equitativa. Para ello, por ejemplo, es necesaria la estabilidad docente, pues con una movilidad mínima del profesorado en la zona rural del 40% anualmente y del 60% cuando hay concurso de traslados, es muy difícil dar continuidad a los proyectos educativos, de ahí la necesidad de poner en valor la calidad de la escuela rural y de implicar a toda la comunidad educativa, pues así los proyectos se institucionalizan y arraigan no sólo como una forma de funcionar, sino también de enseñar y vivir.
Por eso desde las escuelas rurales entendemos que para cambiar y avanzar hacia un sistema que mejore la calidad educativa no debemos trabajar solos, sino en red, colaborando con otras instituciones, de ahí que estemos convencidos de que "para educar a un niño hace falta el pueblo entero".
Por otra parte, entendemos que la escuela rural merece una mayor atención tanto por los políticos como por los profesionales, incluso por los que se empeñan en vivir y trabajar en la ciudad, pues creemos que tenemos una legislación urbanita alejada del medio rural que impide compensar las desigualdades de la zona rural por el propio desmantelamiento de la escuela rural aprovechando la coyuntura económica con los mismos argumentos que se utilizaban hace 40 años para suprimir las escuelas unitarias y cerrar las escuelas en el medio rural.
A este respecto, existe un mito sobre el bajo rendimiento de la escuela rural evidenciándose en distintas investigaciones que no es así, que no tiene calidad inferior a la escuela en general; en todo caso lo que hay que tener claro es entender el servicio educativo en la zona rural como un deber de la administración y un derecho de la población rural.
Por último, señalar que la escuela rural y sus elementos positivos están descubiertos hace tiempo, que lo que hay que hacer es recordarlos para que crezca el número de defensores de las escuelas, por lo menos, en el medio rural. Como afirma Tonucci, "la escuela rural es la escuela de vanguardia, donde las diferentes edades se confrontan cada día. Es una propuesta fuerte que vale la pena proponer y relanzar".
Por: Equipo Docente del CEIP 'Ramón y Cajal' – Alpartir (Zaragoza), cpalpartir.educa.aragon.es – cpalpartir@educa.aragon.es – @cpalpartir