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Lorde, el fenómeno musical más inesperado
Nacida en Nueva Zelanda, con un aspecto desaliñado y con un repertorio repleto de canciones lentas, con estos precedentes no muchos hubieran vaticinado que Lorde iba a ser número uno en todo el mundo con su disco Pure Heroine.
¿Has oído la canción del nuevo anuncio de Samsung? Es Royals, el éxito mundial de una jovencísima neozelandesa que ha puesto en el mundo de la música patas arriba. Cuando todas las princesas de pop se "desnudan" por dentro y por fuera para hacerse con el número uno, Lorde se lo ha robado.
"En un momento en el que muchos artistas noveles parecen tener miedo a salirse del guión, Lorde es una emocionante contradicción: una esperanzadora estrella del pop que firmó con 12 años con un gran sello discográfico y que, sin embargo, ha conservado una aparente vena iconoclasta auténtica", indica la revista Pitchfork, el códice maestro de la música indie.
Pure Heroine cuenta con la barita mágica del productor Joel Little, ahora mismo considerado un semi-dios por obrar ekl milagro. Él se quita un poco de mérito y asegura a pesar de la corta edad de Ella Maria Lani Yelich-O'Connor, nombre real de la muchacha, tiene un don para componer música y letra: Tennis Court, segundo single, fue compuesta casi en su totalidad durante una sesión de arreglos en el estudio de grabación.
Además de talento, Lorde tiene un punto gamberro que tampoco ha dejado indiferente a nadie, muchos menos a los que han sido la diana de sus críticas. De Justin Bieber dice que sus canciones hablan de una realidad inexistente para el público juvenil, menos experta en desamor y sexo de lo que el canadiense canta. A Taylor Swift la define como "demasiado perfecta", de Selena Gómez criticó el uso de la mujer como un objeto en su canción Come and Get it y no quiso hacer gira con Katy Perry... a la única que tiene en alta estima es a Miley Cyrus, a la que no tiene problemas en calificar como "auténtica artista".
Con su juventud y si es cierto todo lo que dicen de ella, tenemos revelación para años... aunque siempre cabe la posibilidad en que se convierta en una más.