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De famosos millonarios a hipotecados arruinados

    Joaquín Cortés, una celebridad patria arruinada.


    La fortuna no solo hay que alcanzarla, sino también mantenerla. En este segundo paso fracasaron algunas 'celebridades' del mundo del cine, el deporte o del papel cuché que tuvieron que pasar de una vida de lujos a la angustia de pagar la hipoteca. 

    En el cine español, algunos de los ejemplos de estrellas arruinadas los representan las actrices Rossy de Palma y Loles León. 

    Rossy de Palma, una de las intérpretes fetiche de Pedro Almodóvar, se ha visto desbordada por las deudas y en la actualidad negocia con su banco el pago de la hipoteca, como apunta el diario ABC. 

    Loles León, la estrella a la que la televisión devolvió a la cumbre con su participación en 'Aquí no hay quien viva', pasó de ejercer presión a la cadena por un aumento de sueldo a no tener trabajo en absoluto. La actriz se ha reciclado en experta gourmet, ha publicado un libro de recetas de cocina y se ofrece desde Facebook a todos los directores noveles para trabajar con ellos. 

    El boxeador Mike Tyson llegó a amasar una enorme fortuna que, con su retirada, se fue convirtiendo en calderilla. Un costoso divorcio y otras deudas le dejaron en bancarrota en 2003. Sin embargo, gracias a nuevo ingresos publicitarios y a participar en rodajes de cine, sus cuentas han dejado de teñirse de rojo. 

    Arruinados y estafados

    Entre el mundo del 'famoseo' patrio, Jesulín de Ubrique es otro de los que han pasado apuros económicos. Perdió parte de su finca 'Ambiciones' para poder enfrentarse a pagos de deudas. La vida fuera de los cosos no le reporta iguales ingresos. 

    El bailaor Joaquín Cortés también sabe lo que es tener problemas para pagar la luz y el agua. Durante una larga temporada sin trabajar, el artista no podía hacer frente a sus dos hipotecas en sendas casas en Madrid y Córdoba. 

    El periodista Luis del Olmo o la extenista Arantxa Sánchez Vicario son otros perjudicados por malas gestiones económicas que les llevaron a la ruina. En el caso del locutor, fue estafado por su gestor; en el de la deportista, por sus propios padres.