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La maldición de las hermanas Ordoñez



    Ayer fallecía la última hermana de la familia Ordoñez, Belén, después de una larga enfermedad producida por un enfisema pulmonar. Otra desgracia para esta familia que sin duda podría declararse "maldita".

    Carmen Ordoñez -o Carmina, como todos la conocían- y Belén vienen de familia torera. Eran hijas, nietas y sobrinas de una importante saga de toros en España. Su padre, Antonio Ordoñez, matador de tores de profesión se casó con Carmina Dominguín, hermana de Luis Miguel Domínguin, otro de los grandes dentro de los plazas. Desde que nacieron, fueron objetivo de los flashes de las cámaras.

    Continuaron la saga torera casándose cada una de ellas con un matador, Carmina con Francisco Rivera -conocido como Paquirri- y Belén con Juan Carlos Beca Belmonte. Sin embargo, sus matrimonios acabaron en separación. Recordemos que Paquirri posteriormente se casó con Isabel Pantoja, por lo que las hermanas no tuvieron demasiada suerte en el amor.

    A pesar de esto, tanto Carmina como Belén vivieron la vida con fervor y de manera intensa. No faltaban a una feria o a un evento, y disfrutaban de la vida como si no hubiera un mañana. Sin embargo, no todo fue alegría y diversión y las desgracias volvieron de nuevo a su vida. Perdieron a su madre en 1984, a la que adoraban. Ese mismo año Belén se casaba con el cantautor Julián Contreras con quien tuvo a su tercer hijo y de quien se separó años más tarde. Un año más tarde, Belén perdió al gran amor de su vida y padre de su única hija, Francisco Ruiz Wanger, por culpa de un cáncer.

    Los trágicos momentos fueron sucediéndose. La belleza de Carmen y su alegría cautivaron a Ernesto Neyra, tercer marido de "la divina". Pero por tercera vez, el matrimonio se rompió por culpa de los malos tratos que sufrió la hermana Ordoñez por parte de su marido. Belén Ordoñez también sufrió malos tratos por parte de un ex marido, un torero ecuatoriano.

    En 1998 volvieron a sufrir otro tráfico suceso, el gran Antonio Ordoñez falleció, lo que unió aun más a las hermanas. Carmina siempre fue protagonista de multitud de portadas del corazón, ya sea por su imperiosa belleza, por sus escarceos amorosos o por sus fiestas. Belén, que siempre quedó a un segundo plano, la adoraba, por eso, su muerte en 2007, a los 49 años, la sumió en una profunda depresión.

    Fue en este momento cuando el estado anímico y físico de Belén empeoró considerablemente. Se volcó en sus sobrinos, Francisco Rivera y Cayetano y Julián Contreras, y en su hija Belén, pero aun así perdió el brillo y la alegría que hizo tan conocidas a las hermanas Ordoñez. Superó un cáncer linfático con éxito, pero no pudo por el enfisema pulmonar que la ha tenido postrada en una clínica en varias ocasiones y que finalmente ayer acabó con su vida.

    Una vida intensa llena de juergas y diversión que arrastró grandes y trágicas desgracias. Así podría resumirse la vida de estas hermanas, que sin duda, su lema de vida podría haber sido "Carpe Diem".