Ahorro Energético

Madrid pone un límite a la temperatura de los edificios en invierno y verano



    En invierno no se superarán los 22 grados y en verano no se bajará de 24 grados. El Ayuntamiento de Madrid ha acordado establecer los valores de la temperatura que deben mantener los edificios administrativos, institucionales, instalaciones y locales donde se presten los servicios del Consistorio y de sus organismos públicos, con el fin de ahorrar energía y defender el medio ambiente.

    Según explicó en rueda de prensa el vicealcalde, Manuel Cobo, esta medida, que mostró su deseo de que sirva como ejemplo en viviendas y otros edificios o locales públicos y particulares, tiene como objetivo reducir el consumo energético manteniendo los niveles de confortabilidad, seguridad y salud de los trabajadores y usuarios.

    Cada grado menos equivale a un 7% menos de energía

    Cobo no supo evaluar el ahorro energético global que supondrá esta medida, pero dijo que cada grado que se reduce en la temperatura de la calefacción supone un 7% menos de consumo de energía, y en el caso de la refrigeración, un ahorro del 8%.

    Los valores de temperatura marcados por el Ayuntamiento se establecen en virtud de un decreto de julio de 2007 por el que se aprueba el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, que establece para las condiciones interiores de diseño, en las estalaciones de invierno y verano unos valores de temperatura relativa, comprendidos entre los 21 y 23 grados y los 23 y 25 grados, respectivamente.

    Concienciación

    Además, el Ayuntamiento, por acuerdo de la Junta de Gobierno, insta a todas las entidades públicas y privadas, así como a los particulares, a que adecúen la temperatura interior de sus edificios, instalaciones, locales y viviendas, y a que tengan en cuenta que en los hogares la climatización significa el 42% del consumo energético y que sólo un grado menos supone un importante ahorro de energía.

    El Consistorio recuerda que el sector residencial, comercial e institucional es el principal emisor de gases de efecto invernadero de la ciudad, aportando el 50% de las emisiones, seguido del transporte (36%), y el primer consumidor de energía (50% del consumo).