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Zelda la Grange, "la nieta blanca" de Nelson Mandela

  • La que fuera su secretaria privada durante sus últimos 19 años afirma que para ella era "un orgullo inmenso servir al primer presidente negro del país"
Nelson Mandela y Zelda la Grange

Rafael J. Alcaide
Madrid,

Zelda la Grange tuvo la suerte de empezar su carrera con sólo 23 años de la mano de una de las figuras más relevantes del siglo XX, el premio nobel de la paz de 1993 Nelson Mandela. Cerca de tres décadas después, continúa involucrada en perpetuar su legado, convirtiéndose en una firme defensora de sus ideales y promoviendo su mensaje de paz, reconciliación y derechos humanos.

Con motivo del décimo aniversario de la muerte del gran líder antiapartheid, hablamos desde Sudáfrica con quien fue su secretaria privada durante sus últimos 19 años.

La "nieta blanca de Mandela" nos cita una mañana calurosa del verano austral en unos viñedos al este de Ciudad del Cabo para contarnos detalles reveladores de su relación con Nelson Mandela.

¿Cuál es el legado de Mandela hoy?

La respuesta es bastante simple: vivir en paz en nuestro país. En 1990, Sudáfrica estaba al borde de una guerra civil y Mandela escogió el camino de la reconciliación. El 11 de febrero de ese mismo año, todo el país contenía el aliento cuando se esperaba su discurso decisivo tras salir de prisión. Una sola palabra podría haber incendiado el país, pero su primera frase fue un alivio: "Os saludo a todos en nombre de la paz, la democracia y la libertad". Después de 27 años, seis meses y seis días de prisión, su misión consistía en perdonar y unificar al país. Y así lo hizo.

Hoy, la Fundación Nelson Mandela trabaja incansablemente para mantener vivo su espíritu centrándose en temas como la educación, la salud y la justicia social. Por mi parte, tengo la suerte de haber estado a su lado durante casi dos décadas y poder compartir mis experiencias y conocimientos con otras personas alrededor del mundo.

Seguimos enfrentándonos a numerosos desafíos en Sudáfrica, como la persistente inseguridad, el desempleo y la pobreza, todo ello agravado por una corrupción rampante. En cierta medida, el país no ha estado a la altura de la visión de Mandela: una "nación arcoíris" unida e igualitaria. El camino sudafricano hacia la libertad fue largo, pero el camino hacia la igualdad lo es aún más.

¿Cómo perciben a Mandela las generaciones jóvenes?

Creo que Madiba [el nombre tribal por el que muchos conocen a Mandela] sigue siendo un modelo a seguir para todos. Es el héroe de nuestro país y jamás se le olvidará. La reciente agitación política en su partido político, el Congreso Nacional Africano (ANC), ha empañado la confianza de los jóvenes en la escena política. Muchos sienten que el progreso logrado desde el final del apartheid no ha cumplido sus expectativas y que se debe hacer más para abordar las desigualdades tan arraigadas y las injusticias sociales que continúan socavando a Sudáfrica.

La juventud en Sudáfrica está preocupada por otros temas como la tasa de desempleo, una de las más altas del mundo con un 33%. Hoy la figura de Mandela causa más fascinación fuera que dentro de nuestras fronteras.

Nelson Mandela fue el símbolo de la lucha anti-apartheid, ¿podrías darnos más detalles y explicar con tus propias palabras el apartheid?

Apartheid significa separación en afrikáans y duró desde 1948 hasta 1990. Los blancos y las personas de color no podían vivir en los mismos barrios. Por ejemplo, había sirenas por la noche para vaciar el centro de las ciudades de negros y gente de color. En el Estado Libre, a la minoría india no se le permitía permanecer más de 24 horas y se les denegaba el derecho a vivir en esta provincia. Durante este régimen, Nelson Mandela estuvo encarcelado durante 27 años, aunque no fue el único que luchó por la libertad: el arzobispo Desmond Tutu (co-laureado premio Nobel de la paz), Oliver Tambo (presidente en el exilio del ANC), Helen Suzman (activista blanca que contribuyó a la liberación de presos políticos) así como miles de personas anónimas en Sudáfrica también lo hicieron. Sin embargo, Mandela seguirá siendo el rostro de la lucha contra el apartheid.

¿Cómo avanza Sudáfrica?

Sudáfrica pasa por momentos muy difíciles. Se acaba de declarar el estado de catástrofe nacional por el Presidente Cyril Ramaphosa en febrero, en respuesta a la grave crisis energética que asola todo el país.

Más grave aún es la desmoralización y falta de liderazgo en nuestra sociedad, un problema que afecta a todos los países por igual. No creo que haya otro líder igual a Mandela, fue la persona idónea en el momento en el que más se le necesitaba.

¿Cuáles eran los aspectos más distintivos de la personalidad de Mandela?

Era un hombre de valores excepcionales como la tolerancia, la compasión y un profundo respeto hacia todos. Sin embargo, era increíblemente testarudo y si algo no encajaba en sus planes o ideas, era muy difícil hacerle cambiar de parecer. Nunca un estallido de ira: su descontento se traducía en silencio y cautela, permanecía callado. Un silencio que querías evitar a toda costa.

La manera en que entendía el perdón, casi de forma infinita, es evidentemente inolvidable. Mandela solía decir que "el resentimiento es como beber veneno y esperar que mate a tus enemigos". Abogado de profesión, era muy elocuente y tenía un finísimo sentido del humor que usaba en situaciones tensas. Le gustaba reírse con los demás, reírse de sí mismo y, lo más importante, sabía hacer reír a la gente. Su personalidad está muy bien plasmada en la película Invictus.

Aconsejaste a Morgan Freeman durante el rodaje de la película Invictus, ¿puedes contarnos más?

Zelda la Grange: Sí, estuve muy presente en la realización de la cinta de Clint Eastwood. La película está basada en hechos reales que tuvieron lugar en Sudáfrica antes y durante el Mundial de Rugby de 1995, donde ganó el equipo local, los Springboks. Fue una experiencia maravillosa ayudar a Morgan Freeman a preparar el personaje de Mandela. Llegó a imitar de tal forma sus gestos, su voz y caminar que una vez lo confundí con Madiba cuando le escuché hablar sin ver quién era.

¿Cómo evolucionó tu relación con Mandela durante los años?

Zelda la Grange: Conocí a Nelson Mandela cuando empecé a trabajar en 1994 como una mecanógrafa más en la oficina presidencial, era la más joven del equipo. Yo procedía de una familia calvinista afrikáner acomodada y que vivió con mucha reticencia y miedo la llegada de Mandela al gobierno. Durante el apartheid se nos lavó cerebro y se nos hizo creer que era una persona llena de odio y con ganas de venganza. Era todo propaganda y prejuicios.

En 1997 me ascendieron a secretaria asistente personal y 1999 una vez se retiró, Madiba me eligió para ser su mano derecha. Una mañana en 2006 recuerdo cómo me contó angustiado que había tenido una pesadilla en la que aceptaba otro trabajo y le abandonaba, pero eso nunca llegó a pasar. Para mí era un orgullo inmenso servir al primer presidente negro del país, especialmente siendo blanca y afrikáner. Lo que empezó como una relación laboral entre jefe y empleada acabó convirtiéndose en una familiar, como la de un abuelo y una nieta.

¿Alguna vivencia especial con Mandela en España?

Son muchos momentos compartidos con él, que cuento en las memorias "Good morning, Mr Mandela" que aún no han sido publicadas en castellano. En España, recuerdo vívidamente cuando le acompañé a la boda de los actuales Reyes en Madrid. Madiba no solía asistir a este tipo de ocasiones fuera de Sudáfrica, pero admiraba y respetaba enormemente al Rey Juan Carlos I.