No debe preocuparnos el tiempo de nuestros hijos con pantallas, según una experta científica
- Moyer prioriza inculcar en los niños un uso saludable y constructivo
- Cree que la comunicación bilateral con sus padres es fundamental
- Los hijos deben darse cuenta de cuándo un dispositivo les hace bien o no
Iago Eguileta
Madrid,
Un estudio sobre el comportamiento humano ha encontrado que el uso de tecnologías en la adolescencia tan solo se asocia con el 0,4% de las diferencias en salud mental. Melinda Wenner Moyer, autora y periodista científica en ciencia y medicina, asegura que es imposible apartar totalmente a los niños de las pantallas.
En su libro, Como criar a hijos y que no salgan imbéciles: Estrategias científicas para una buena crianza, la misma encontró que muchos padres, cuyos hijos se han convertido en personas exitosas, no se preocupan demasiado por las horas que estos dedican a distintos dispositivos.
Por el contrario, ha añadido en su obra que estos progenitores suelen enseñar varias habilidades a sus retoños para que sean "inteligentes con las pantallas":
Comunicación y transparencia
Moyer aconseja investigar y explorar las aplicaciones, las páginas web y los juegos junto a los hijos. También se deben leer las condiciones de uso y las críticas de otros usuarios, para que así el progenitor pueda compartir con el niño sus preocupaciones y demás valoraciones con respecto al potencial uso del dispositivo.
En caso de que alguna de estas herramientas enseñe malas aptitudes, o si es un timo, entonces la experta dice que se deberá comentar con el retoño por qué se tienen las consideraciones negativas de la aplicación, y cómo su uso podría afectarle.
Moyer asegura que si esta práctica se lleva a cabo con éxito y de manera generalizada, entonces ayudará a entender a los niños sobre el uso responsable de las tecnologías.
Situar unas limitaciones
Para quienes crean que tienen poco control sobre el uso de dispositivos de sus hijos, y para quienes deseen establecer ciertas expectativas o reglas, la experta aconseja sentarse a hablar en familia, y establecer una hoja de ruta.
De la conversación deberían salir guías para alcanzar un balance en el tiempo dedicado, para un uso responsable y para evitar efectos perjudiciales en la salud:
-Evitar la pérdida de sueño: ¿Habrá un horario límite para dejar los dispositivos fuera de su alcance antes de irse a dormir?
-No tener que preocuparse por la seguridad: ¿Dónde podrán los niños usar sus tecnologías? ¿Se utilizarán controles parentales en estas?
-Evitar las confrontaciones: ¿Deberán pedir permiso los hijos para dar uso a los dispositivos?
Por supuesto, Moyer pide dejar participar a los más jóvenes, pero también compartir con ellos el uso del adulto de las tecnologías, y cómo puede encajar en la hoja de ruta.
Buscar el aprendizaje
La misma recuerda que los niños deben tener presentes tanto los aspectos positivos (aprendizaje, conexión y diversión) como negativos de la tecnología. Las aplicaciones y los juegos educativos pueden enseñar valiosas lecciones y cualidades a los retoños. Sin embargo, dependiendo de qué funcionalidades escoja para el dispositivo, este debe aprender a reflejar si está dando un buen o un mal uso a la tecnología.
Una opción es acudir al niño tras su uso del teléfono móvil, para preguntarle qué ha aprendido mediante el tempo dedicado a ello. También se le puede preguntar qué ha hecho, con quién se ha comunicado, y en este último caso se le puede pedir que comente cómo le va a sus contactos, explica Moyer.
Así, como cualquier otra herramienta, un dispositivo puede ser útil o dañino en su portador según el uso que le de. La experta dice que ella misma como madre, así como los demás padres, deben ser capaces de ayudar a sus hijos a aprender a darle un uso saludable y constructivo a cualquier dispositivo tecnológico.