Resulta abrumadora la cantidad de tinta que se ha vertido sobre la innovación. Comparativamente, se ha escrito mucho menos sobre la creatividad, una competencia que, sin embargo, es esencial para aquella. Aunque, realmente, el fenómeno sobre el que, inexplicablemente, apenas hay literatura, es la inspiración. Un hecho ciertamente sorprendente, porque vivimos en una época en la que todo el mundo parece necesitarla y buscarla.
Un mensaje clave para un equipo, un enfoque para un proyecto, un argumentario de venta, un slogan para un producto, una idea innovadora, y así sucesivamente. Son infinidad las ocasiones en nuestra vida profesional, y en la personal, en las que buscamos estar inspirados. A veces, lo necesitamos incluso hasta para combinar la ropa que nos ponemos cada mañana o la que vamos a adquirir para una fiesta o evento.
De hecho, muchos de los libros que engrosan las filas de los más vendidos suelen ser descritos como inspiradores por autores, editores o críticos, respaldando la idea de nuestra necesidad de estar inspirados. A pesar de ello, no hay apenas obras que se ocupen de desentrañar el misterio de este fascinante fenómeno.
Sin embargo, con el paso del tiempo, vamos acumulando un conocimiento naciente sobre este proceso ancestral y místico, que nos hace poder describirlo e identificarlo como una cualidad humana, nítidamente diferente a otras con las que pudiera confundirse.
Así, por ejemplo, la inspiración es un fenómeno imposible de controlar: si bien se puede facilitar, no es posible que nadie provoque su propia inspiración, porque aparece cuando quiere. Por otro lado, es ciertamente efímera: cuando tenemos una idea debemos anotarla, porque si no se irá, con la misma rapidez que vino, y es posible que jamás volvamos a recuperarla.
Con todo, una de sus características más fascinantes es el poder que tiene de hacer que nos sintamos elevados, ensalzados, como si de repente nos hubiera rozado algo sublime. La incontenible fuerza de la inspiración hace que nos elevemos por encima de nuestras propias cabezas y que seamos capaces de crear cosas que jamás hubiéramos imaginado.
La inspiración nos motiva a emprender proyectos, hace que seamos más productivos, nos ayuda a construir nuestra marca personal y es una cualidad imprescindible para el liderazgo. Sin duda alguna, es una de las claves de nuestro tiempo.