Esas emociones que son como muertos vivientes

Publicado por en Cambio personal, Ciencia y Management, Gestión Emocional.

Desde hace tiempo sabemos que cuando el ser humano recuerda un episodio de su vida el funcionamiento del cerebro sigue un patrón bastante similar a cuando esa persona vivió realmente la situación. Por raro que parezca, da la sensación de que nuestras neuronas no parecen distinguir demasiado entre una vivencia y su recuerdo. Y uno de los aspectos más interesantes de este hecho tiene que ver con nuestra capacidad de autogestión emocional, en concreto con esas emociones que son como muertos vivientes.

La hipótesis es que como los pensamientos producen emociones, cuando recordamos una situación desagradable, al ser el recuerdo de lo sucedido ciertamente similar a su registro, lo que ocurre es que la emoción que se produce es básicamente la misma. Así por ejemplo, si hemos tenido una agria discusión en el trabajo y la recordamos al día siguiente, la emoción que experimentaremos será esencialmente similar. Y ese es el gran problema de recordar los sucesos negativos: que evocan emociones también negativas, y por tanto la persona se condena a revivir una y otra vez una serie de sentimientos desagradables que minan su bienestar, su serenidad y por supuesto su productividad.

Evidentemente algunas veces rememorar lo sucedido nos vale para valorarlo, para pensar cuáles fueron las causas y los efectos y tomar decisiones de cara al futuro. Pero muchas veces ese recuerdo es simplemente una rumiación obsesiva sin sentido en la que, como si fueran muertos vivientes, las emociones negativas despiertan de nuevo una y otra vez para perseguirnos y aterrorizarnos.

Deberíamos intentar olvidar las cosas malas que nos pasan: así de simple.

Deja un comentario

  • Nombre (obligatorio)
  • (no será publicado) Email (obligatorio, no será publicado)
  • Website

Escribe tu comentario aquí...

XHTML: Puedes usar estos tags: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

De conformidad con la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal, le informamos de que sus datos serán incorporados a un fichero propiedad de EDITORIAL ECOPRENSA, S.A. (en adelante, El Economista) con la finalidad de gestionar su utilización de los blogs. Usted puede ejercitar sus derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición dirigiéndose por escrito a El Economista. C/ Condesa de Venadito, 1- 3º 28027 Madrid. elEconomista podrá limitar, total o parcialmente, el acceso a sus servicios a determinados Usuarios, así como cancelar, suspender, bloquear o eliminar determinado tipo de contenidos si tuviese conocimiento efectivo de que la actividad o información almacenada y/o difundida es ilícita o de que lesiona bienes o derechos de un tercero. No obstante, elEconomista no tiene obligación de controlar la utilización que los Usuarios hacen de los servicios y, por consiguiente, no garantiza que los Usuarios hagan un uso diligente y/o prudente de los mismos. Tampoco tiene la obligación de verificar y no verifica la identidad de los Usuarios, ni la veracidad, vigencia, exhaustividad y/o autenticidad de los datos que los Usuarios proporcionan sobre sí mismos. elEconomista excluye cualquier responsabilidad por los daños y perjuicios de toda naturaleza que pudieran deberse a la utilización de los servicios y de los contenidos por parte de los usuarios o que puedan deberse a la ilicitud, carácter lesivo, falta de veracidad, vigencia, exhaustividad y/o autenticidad de la información que los usuarios proporcionan a otros usuarios acerca de sí mismos y, en particular, por los daños y perjuicios de toda naturaleza que puedan deberse a la suplantación de la personalidad de un tercero efectuada por un usuario en cualquier clase de comunicación realizada a través del portal.