En un estudio se intentó demostrar si una reflexión sobre los valores clave de una persona podía contrarrestar una disminución en las reservas de autocontrol (provocada por una prueba de escritura controlada) de un grupo de participantes a los que se pidió introducir la mano en un tanque de agua helada. Lo que encontraron fue que los participantes que habían reflexionado sobre sus valores, tras haber sido sometidos a la prueba de escritura controlada aguantaban más tiempo con la mano en el agua que los que no lo habían hecho. Es decir, la afirmación de los valores clave logró contrarrestar el agotamiento de las reservas de autocontrol.
Una de las fuentes de energía más sorprendentes e inagotables que existen es la conexión con nuestras creencias y valores, con lo que en el fondo mueve y da sentido a nuestra vida. Quizá por eso la mayoría de las personas utilizan mantras en formatos variados, aunque en ocasiones no sean plenamente conscientes de ello. ¿Quién no ha recordado una frase dicha por alguna persona significativa de su entorno para darse ánimos en los momentos de dificultad?¿Qué persona no ha anotado una cita que ha sentido cargada de significado? ¿A quién no le gusta enviar hermosas sentencias a sus familiares y amigos? Todas ellas son ideas-mantra que conectan con lo que en el fondo sentimos acerca de la vida, y que sin ningún género de dudas nos dan fuerza.
El hecho de que la mayoría de la población del planeta manifieste algún tipo de creencia debe sin duda significar algo. Entre otras cosas, quizá que la energía espiritual no solo es necesaria, sino que es imprescindible. Por eso recordar, organizar y clarificar nuestros valores clave, hacer acopio de aquellas ideas que mueven nuestra vida y, en definitiva, ser conscientes de la fabulosa energía que nos proporciona aquello en lo que creemos por encima de todo, es una pieza fundamental en cualquier camino hacia el éxito.
La energía de aquello en lo que creemos es inagotable.