Es muy posible que la procrastinación, esa incómoda tendencia a dejar las cosas para última hora anteponiendo todo lo que nos apetece más, se pueda explicar a través del concepto de utilidad. Comprenderlo puede ser de gran ayuda cuando nos planteamos un cambio personal.
Por definición, las personas hacemos lo que consideramos útil. La utilidad para este investigador es el cociente entre la expectativa y el valor, dividido por la espera y la sensibilidad a la demora. Cuanta más alta es la expectativa de lograr algo y más valor tiene, aumenta su utilidad. Por el contrario, como en el denominador tenemos la dimensión temporal, si vemos algo muy lejano y nos distraemos a menudo, o carecemos de autocontrol, la utilidad desciende.
Por eso la elaboración de un proyecto difícil de conseguir cuya fecha de entrega es lejana, si además deja poco beneficio, será siempre pospuesta hasta que queden pocas horas para entregarlo. Esto hace que, si nos descuidamos, algo aparentemente beneficioso a corto plazo puede llegar a competir con algo realmente útil a largo plazo. Una llamada agradable, un café, un rato navegando por internet y mil cosas más pueden, y de hecho a veces lo hacen, hacernos posponer indefinidamente lo que realmente nos importa. En la vida es muchas veces cierto que pequeños beneficios diarios conducen a pérdidas más o menos significativas a largo plazo mientras que, al revés pequeñas renuncias en el día a día desembocan en grandes ganancias al cabo del tiempo.
Gestionar adecuadamente el corto y el largo plazo, esta es la cuestión.
Muy interesante el tema para los que somos perezosos y manejamos mal el tiempo. Lo que me gustaría saber es la solución. Esta es complicada porque implica un cambio interno muy grande, prácticamente de la forma de ser. Las muchas soluciones que he visto sirven para una semana y luego volver a lo mismo. De todas formas gracias por hablar de este tema.