Quien ha participado en cursos de negociación, mediación, resolución de conflictos y demás familiares conceptuales, seguramente habrá aprendido de carrerilla que durante un enfrentamiento hay que intentar luchar por encontrar una solución común a las partes representadas.
Pero claro, evidentemente para encontrar una solución común hace falta entender cuál es el problema del otro. Y para eso es fundamental la empatía. Si no somos capaces de explicar cuál es el problema desde la perspectiva de nuestro adversario, o contrincante, o enemigo, o lo que sea, es francamente complicado buscar una solución común, porque lo que se nos ocurra solo nos será útil a nosotros.
No es un asunto en absoluto trivial salir de la mente de uno, visitar la del otro, y luego levantar el vuelo como un pájaro para ver ambas posturas desde arriba, con perspectiva, y además plantear una solución que encaje a las dos.
La empatía desde luego es parte de la solución, pero la otra parte es sin duda la creatividad que, como siempre, es la capacidad de combinar elementos nuevos en nuevas formaciones que encajen en un contexto.
En la resolución de conflictos la empatía sin creatividad es un verso suelto.