Desde Maslow hasta Pink la historia de la investigación revela sin ningún lugar a dudas que encontrar lo nuestro es vital para la motivación. Debido a procesos largos de explicar, cada historia humana, cada biografía, está ensamblada de una forma que deja soluciones de continuidad en su lectura de la realidad. Como hubiera dicho Perls, siempre hay figuras que destacan sobre el fondo, representando la necesidad dominante en un momento dado. El impulso de autorregulación se pone en marcha entonces, generando una fuerza que actúa para resolver esa necesidad. Pero, sea como sea, lo más importante es que la forma es diferente para cada persona. Por eso es cada persona quien debe buscar qué es lo que destaca por encima de cualquier otra cosa, qué es lo que en el fondo le motiva.
Habrá quien encuentre un placer inmenso estudiando a los pintores renacentistas, mientras que para otra persona entrar en una tienda de moda es lo que le conecta con la vida. Hay quien no entiende su existencia si no la comparte con un animal, y también quien daría lo que fuera por presentarse a un concurso de baile. Hay que escuchar esos impulsos, porque son los que nos mueven. Y lo importante en la vida es moverse, mucho antes que llegar. Porque la vida no es un movimiento que persigue un resultado.
La vida surge como resultado del movimiento.