Sociedad
Desaparecidos con poder en España (II): Joaquín Garrigues, el hombre que pudo ser presidente del Gobierno
Joaquín Garrigues Walker (1933-1980) fue uno de los más brillantes políticos de la derecha democrática que llevaron a cabo, bajo la batuta del Rey y de Adolfo Suárez, la Transición española a la democracia.
Era hijo de Antonio Garrigues Díaz-Cañabate, un ilustre abogado y diplomático que fundó con su hermano Joaquín (catedrático de Administrativo) uno de los más célebre bufetes de abogados de este país, que todavía existe, ahora bajo la batuta de Antonio Garrigues Walker, hermano de Joaquín. Antonio Garrigues padre fue además embajador en los Estados Unidos y el Vaticano, y ministro del primer gobierno del Rey Juan Carlos. También desempeñó largos años la presidencia de la SER, la gran cadena de radio española, propiedad entonces de la familia.
Joaquín Garrigues, también abogado de profesión, estuvo abocado desde la juventud al mundo de la empresa (fue presidente de la Liga Financiera, una empresa de autopistas) y fue un ejemplo genuino de la irrupción de un conjunto de personalidades de relevancia social en la política de la etapa final del franquismo para contribuir patrióticamente a proporcionar un desenlace pacífico a la dictadura y auspiciar al mismo tiempo la construcción de un régimen democrático.
El precursor de la UCD
Personaje de una elegancia personal innata, ilustrado, buen orador, Joaquín fundó en 1976 el Club Libra, liberal, junto a personalidades como Antonio Fontán, Pedro Schwartz, Julio Pascual, Juan Lladó, Eduardo Merigó, Juan Antonio y Soledad Becerril, Pedro López Jiménez... y aquella agrupación fue además embrión de la Federación de Partidos Demócratas y Liberales que acabó integrándose en la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez.
Tras la llegada de Suárez en 1977 a la presidencia del Gobierno en sustitución de Arias Navarro, Garrigues fue ministro de Obras Públicas y Urbanismo (julio de 1977-abril 1979) y obtuvo acta de diputado en 1977 por Madrid y en 1979 por Murcia (los Garrigues tenían lazos familiares con esa provincia). Dentro de la UCD, el liberalismo convivía con los socialdemócratas (Francisco Fernández Ordóñez), con los "azules" (provenientes del régimen anterior, con Rodolfo Martín Villa como principal exponente), con grupos democristianos y con otros tecnócratas sin adscripción. Las voces políticamente más solventes, que llegaron a cuestionar a Suárez, fueron las de Garrigues, con su gran capacidad de liderazgo, y Fernández Ordóñez.
Al regreso de la campaña electoral de Murcia, en 1979, ya con el acta de diputado en el bolsillo, Garrigues cayó enfermo. Pronto se conoció que era víctima de una leucemia, entonces una enfermedad mortal de necesidad a medio plazo. Suárez lo nombró entonces ministro sin cartera, con despacho en el edificio Semillas de Moncloa, que compartió con el vicepresidente del Gobierno, el general Gutiérrez Mellado. Joaquín ingresaba intermitentemente en el hospital para tratar de controlar la enfermedad? Al cabo de unos meses tuvo que dimitir y murió en julio de 1980. Aquella agonía fue lamentada por toda la clase política, que se volcó en atenciones al ilustre enfermo. Felipe González, Alfonso Guerra, Manuel Fraga, el propio Rey? acudían asiduamente a la cabecera del ilustre enfermo. Y su entierro fue un gran duelo que traspasó con creces el ámbito de la política. Hubo cierta unanimidad en constatar que se había frustrado dramáticamente una carrera que bien hubiera podido culminar en la presidencia del Gobierno.