Bankia enajenará 15.150 millones en participadas, crédito y otros activos
Controlará las filiales financieras y ubicará las industriales en una corporación
Bankia acelera el plan de reestructuración comprometido con Brusela a cambio de recibir 17.960 millones de euros en ayudas. La entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri debía desembarazarse de 50.000 millones en activos improductivos antes de 2016. La transferencia de inmuebles y crédito al banco malo alivió la factura en 34.847 millones. Le queda aún por desinvertir 15.150 millones y lo hará con venta de participaciones industriales y otros activos no estratégicos, y abandono de carteras de crédito.
La Comisión Europea obliga a las entidades receptoras de ayudas a enajenar toda o casi toda la cartera industrial. Bankia, que dispone de cuatro años para la tarea, ha fichado a Rothschild para que le asesore en la venta de parte de las cotizadas a fin de acelerar el proceso. En el portfolio de cotizadas figuran inversiones susceptibles de alcanzar hoy los 3.000 millones. Cuenta, entre otras, con el 14,99 por ciento de Mapfre, el 20,13 de Indra, el 5,13 por ciento de Iberdrola o el 12,1 de IAG -fusión de Iberia y British-. La exigencia europea compromete también sociedades no cotizadas y la salida de ciertos negocios. En el marco de este mandato, Bankia vendió su participación en Sacyr Vallehermoso por 14 millones y redujo en 500 millones la exposición crediticia, con la venta de Finnamadrid al Grupo Apollo. Ultima además la enajenación de la filial de EEUU, City National Bank of Florida.
Vuelco a la estructura
El banco, del que dependen actualmente 330 sociedades, aprovechará el proceso para dar este año una vuelta a su estructura. La mayoría de participaciones financieras pasarán a depender de Bankia y las industriales y de servicios de la Corporación Empresarial, simplificando un mapa integrado hoy por media docena de holdings (entre ellos, Cibeles, Bancaja Gestión y Activos, Bancaja Participaciones y Bankia Hábitat). Según revela en la documentación remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), se encuentra analizando en la actualidad "la justificación individual" de cada filial para tal fin.
Las condiciones de Bruselas a la banca nacionalizada son muy exigentes. Le obliga, por ejemplo, a reducir el tamaño en más de un 60 por ciento respecto a 2010, a abandonar los territorios de expansión y a minorar en un 50 por ciento la red de sucursales. Bankia ha recorrido buena parte del camino. Pero aún debe adelgazar el negocio en un 15 por ciento antes del año 2016.
Su plan financiero exige reducir la cartera neta de créditos en 15.000 millones para no rebasar los 116.000 millones al final de 2015 (en marzo contaba con 131.000 millones, después de transferir la financiación con promotores a la Sareb). Un objetivo fácil de conseguir a tenor de la realidad económica actual, donde el crédito cae mes tras mes en el conjunto de la banca, ante la escasez de clientes solventes demandantes de nueva financiación.
El total de activos en balance no podrá exceder los 257.000 millones, lo que obliga a adelgazar el tamaño en 41.000 millones frente a los 298.000 millones contabilizados el pasado marzo. Bankia ya ha equilibrado el balance y cumple con la exigencia de que el crédito no exceda en un 133 por ciento a los depósitos gestionados, misión a la que contribuye la transferencia de préstamos a la Sareb. En red, le resta por acometer los cierres de 1.000 oficinas y la salida de 5.400 empleados acordada con sindicatos y que planea completar en breve plazo.