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Gordon Brown, sucesor de Tony Blair y amigo de los empresarios

    El sucesor de Blair es considerado el artífice del récord económico de Inglaterra.<i>Foto:eE</i>


    La de Gordon Brown (Glasgow, 1951) ha sido una carrera precoz. Fue un estudiante brillante en la universidad de Edimburgo y a los 23 años ya era candidato en las listas del líder laborista Harold Wilson en los comicios generales.

    A partir de ese momento su carrera dentro del laborismo fue meteórica. En 1994, tras la muerte del líder laborista John Smith, Brown aspiraba a sucederle. Pero finalmente llegó a un acuerdo con Tony Blair, el otro candidato. Brown daba su apoyo a Blair y éste, si llegaba a primer ministro, le cedería el cargo en algún momento de su mandato. Este pacto, conocido como pacto del Granita (el nombre del restaurante donde se reunieron), ha sido el trasfondo de la vida política en Londres durante la última década.

    En 1997, tras ganar las elecciones, Blair le dio la cartera de Finanzas. En sus primeros meses, se le apodó Flash Gordon , por la rapidez con que tomaba decisiones, como la de independizar el Banco de Inglaterra. Admirado y temido, se le considera el artífice del récord económico del país durante la última década.

    Brown es hijo de un predicador de la Iglesia de Escocia. De su padre heredó su profunda conciencia social, reflejada en su lucha contra la pobreza en el mundo y el cambio climático.

    Pero para definirle es inevitable comparlo con Blair. Mientras éste último tenía una imagen jovial, alegre, moderna y de ejemplar padre de familia, Brown era el soltero desaliñado, de peinado clásico, traje arrugado, meditativo e introvertido.

    De Brown también dicen que sólo tiene amigos o enemigos y que únicamente confía en un círculo muy cerrado de personas. La fama de trabajador infatigable se la ha ganado a pulso. Durante la campaña de 1997, trabajó una media de 18 horas diarias, seis días a la semana, después de correr una hora cada mañana.

    En un plano político, es más pro-americano que Blair (aunque no pro-Bush) y euroescéptico. Brown es un político de partido y Blair más individualista. Algunos dicen que son la pareja perfecta. Lo cierto es que, pese a todos los rumores de disputas, han trabajado juntos 20 años. "¿Puede haber una relación más íntima?", razonó en una ocasión Brown .

    Durante los diez años al frente de la cartera de Finanzas, Brown ha transformado su imagen de animal político feroz hacia una apariencia de padre de familia feliz. En el año 2000, se casó con Sarah Macauley, directora de una agencia de relaciones públicas, con la que ha tenido tres hijos. Brown y Sarah también han demostrado una gran fortaleza al superar la muerte de un hijo, en 2001, y la enfermedad de otro, al que le diagnosticaron una fibrosis cística. Ahora, al cumplir su vieja ambición de ser primer ministro, no hay nada que le haga más feliz que estar con su familia.