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Una siesta alrededor del mundo: España 'exporta' esta sana costumbre



    Acabamos de conocer que el ministerio de Sanidad francés quiere convertir la siesta en un derecho legal del cual se podrían beneficiar cualquiera de los diez millones de ciudadanos galos con problemas para descansar. Según esto, los empleados de algunas empresas podrán dormir cada día 15 minutos de siesta y comprobar si así mejoran su concentración.

    En España todavía nadie nos ha dado este derecho, pero somos los mejores conocedores de los beneficios que tiene dar una cabezadita después de comer y parece que lo estamos exportando al mundo entero. Echarse la siesta está considerado "un deporte nacional" o, como lo calificó Camilo José Cela, "el yoga ibérico".

    Pero no es tan fácil encontrar un hueco para echar una cabezada, cuando está contrastado que dormir la siesta protege contra el estrés y las enfermedades cardiovasculares, estimula la creatividad, relaja las tensiones y aumenta el rendimiento laboral.

    Una idea que sostiene James Maas, doctor de la Universidad estadounidense de Cornell, en su libro Power Sleep, que describe un programa revolucionario que prepara la mente para funcionar al máximo a través del sueño.

    MetroNaps ofrece en Nueva York butacas futuristas para echar la siesta. Foto: Archivo

    Comer y dormir

    Hoy en día son muchos los centros en España que ofrecen a los trabajadores la siesta quijotesca. Relajarium Club Natural (www.relajarium.es) es uno de esos lugares tan de moda que te invitan a dejar en blanco la mente, comer de una manera natural y coger el sueño durante 20 minutos en una sala provista de unos enormes sillones de masaje reclinables.

    Sus dueños, Ana Nieto y Gabriel Arteche, han creado un circuito "dirigido a los trabajadores que tienen turno partido, que por cualquier motivo han pasado una mala noche y les viene bien recuperarse para volver al trabajo".

    Tres servicios en uno

    El pack, que cuesta 30 euros, incluye tres servicios en uno. El primero consiste en disfrutar, en un salón de té, de un almuerzo ligero: ensaladas, emparedados, fruta. De ahí, el cliente pasa a darse un masaje de 15 minutos, para reducir el estrés en el cuello, los hombros y la nuca; y, para finalizar, podrá disfrutar de 20 a 25 minutos de siesta, acompañada de una relajación guiada a través de unos cascos.

    "Para mayor comodidad, les ofrecemos desde un antifaz hasta una mantita", comenta Ana Nieto, que ríe al recordar que "en más de una ocasión hemos tenido que dar un toque a algún ejecutivo que se ha quedado traspuesto y no llegaba al trabajo".

    Moda al alza

    Estos empresarios no son los únicos que se han dado cuenta de que ha crecido la demanda en torno a la siesta: ya hay muchos hoteles en el mundo que ofrecen habitaciones por un par de horas.

    El hotel Palace de Madrid lo incluyó hace un par de años, pero quizá los precios hicieron que la iniciativa no tuviera éxito. No obstante, hay otros que han perseverado.

    El hotel Bären de Berna , Suiza, ofrece un menú con siesta por 11 euros en habitación individual o, si el tiempo lo permite, en la terraza del patio interior a plena luz del día. Incluso el Empire State de Nueva York cuenta en el piso 24 con un salón destinado a conciliar "el sueño del poder" -power nap, lo llaman en la Gran Manzana-. Por 24 minutos a 14 dólares (www.metronaps.com), el cliente se recuesta en unos modernísimos sillones con forma futurista.

    En el otro lado del mundo, en Tokio, hace un año que abrieron Napia, "el salón del buen sueño", en el que se ofrece un bombeo de oxígeno puro mientras reposas 40 minutos. Hasta los incansables nipones han encontrado el tiempo para descansar, aunque sea fuera de casa. Algo es algo.