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Análisis | El PSOE elige a Pedro Sánchez, el candidato centrado
La confrontación entre Pedro Sánchez y Eduardo Madina ha ido cargándose ideológicamente a lo largo de una campaña muy constructiva que ha estimulado el pluralismo y, por lo que parece, ha agradado no sólo a la militancia sino también a la opinión pública en general.
La democracia interna es un ingrediente esencial de la transparencia que tanto ha reclamado la ciudadanía en tiempos como los que corren de oscurantismo y corrupción.
El desmarque del 'aparato', necesario para dar credibilidad a la idea de cambio, ha sido la constante de los dos principales candidatos a lo largo de la campaña. Pero, en realidad, tanto Pedro Sánchez como Eduardo Madina son personajes "del aparato". Los dos se han criado en el seno de la organización socialista, aunque Pedro Sánchez tenga su 'otra vida' ?es economista y profesor de Estructura Económica- en el exterior. Sin embargo, las candidaturas respectivas se han planteado de muy distinta manera.
La contribución de Madina
En efecto, tras conocerse la decisión irrevocable de Rubalcaba de dimitir y convocar un congreso extraordinario cuando ya estaban convocadas las primarias de noviembre para seleccionar al candidato a la presidencia del gobierno, Madina impuso la elección directa por las bases del secretario general, que la ejecutiva no tuvo más remedio que aceptar ante la movilización general de las bases y de la opinión pública en favor de nuevos signos de apertura política.
La elección directa del secretario general ?un método polémico desde el punto de vista de la técnica política y visto con cierto recelo por los cuadros y los barones socialistas- impedía en todo caso que la presidenta andaluza, el valor más en alza del PSOE actual, pudiera plantearse la oportunidad de ofrecer su liderazgo al congreso extraordinario.
En definitiva, con aquella imposición, Edu Madina se ganó la hostilidad de los barones regionales, como lo prueba el hecho de que Sánchez ya ganara holgadamente en el logro de avales en 12 comunidades autónomas y Madina sólo en seis (Asturias, Cantabria, Extremadura, Cataluña, Melilla, Murcia y en la Federación Exterior).
El problema catalán
En este escenario, Sánchez ha planteado una oferta programática centrada, que incide en la propuesta de reforma constitucional para resolver el caso catalán, que recupera los postulados socialdemócratas clásicos en sus planteamientos políticos y sociales, que incluye cláusulas indiscutiblemente innovadoras en lo tocante a la renovación del partido ?incluso con asambleas abiertas en la que los órganos federales darán explicaciones a la militancia- y que sin embargo huye de personalismos e integra a los barones territoriales. De hecho, la cuestión de las primarias para la elección del candidato a la presidencia del Gobierno se ha relativizado: habrá primarias pero, si las federaciones territoriales lo prefieren, podrían celebrarse después de las municipales y autonómicas de mayo.
Una participación más alta de la esperada
La victoria de Pedro Sánchez ha sido contundente: con una participación del 67% -inesperada por alta, celebrándose la consulta a mediados de julio-, ha conseguido casi el 48% de los votos, doce puntos más que Madina. Puede decirse, en fin, que el principal partido de la oposición se ha movilizado, ha salido de su ensimismamiento y ha recuperado la vocación mayoritaria que lo ha caracterizado en el pasado. El escepticismo se ha trocado en participación.
Sánchez habrá de abordar ahora una ardua tarea de reconstrucción, que tiene en dos semanas el hito del Congreso, en el que la nueva Ejecutiva, que debe ser de integración, habrá de tomar decisiones ideológicas. Sánchez fue el primer colaborador de Jáuregui en la coordinación de la pasada conferencia política, por lo que tiene bien a mano el bagaje que puede necesitar en esta toma de postura.
Pero la mayor urgencia es sentar plaza en el escenario político, adoptar el liderazgo que siempre ha ejercido el PSOE, y que en su decadencia ha aparecido vacilante, en beneficio de las demás opciones de izquierda (Podemos e Izquierda Plural). Y emprender las dos iniciativas más urgentes: instar al Gobierno Rajoy a ofrecer una solución conjunta al problema catalán e irrumpir en Europa, a la vera del italiano Renzi, con el fin de abrir las políticas monetaria y fiscal de forma que la periferia europea pueda empezar a crecer a mayor ritmo. Porque el gran problema de fondo, que es el de más de cinco millones de parados sin expectativa a corto o medio plazo, sigue siendo el más perentorio de todos. Y porque, como dijo anoche Sánchez en su medido discurso, hay que rescatar, además de a la generación perdida, al a generación olvidada de trabajadores de mediana edad que se han visto arrojados al limbo del paro de larga duración.