Política

Podemos y Ciudadanos, a punto de abrasar a PP, PSOE e IU



    Los vientos han cambiado. Las fuerzas convencionales pierden el fuelle del que han gozado todos estos años de democracia. El tifón Podemos-Ciudadanos -dos partidos radicalmente dispares en sus propuestas- parece estar a punto de arrasar a las principales formaciones políticas que ven como, al menos en las encuestas, empiezan a amortizar sus siglas. Ahora queda saber cuál será la magnitud de la mudanza estructural que nos deparan las urnas. Además, se desconocen los cálculos electorales. Con Podemos se vivía mejor: Ciudadanos descoloca

    El Partido Popular no vio con malos ojos, al principio, el surgimiento de Podemos, una organización inequívocamente ubicada a la izquierda del espectro, que podía desactivar definitivamente al PSOE si, como parecía, llegaba a alcanzar una potencia significativa.

    Tanto es así que llegó a decirse y a escribirse que el protagonismo otorgado a Podemos por las televisiones privadas -en teoría, vinculadas a la derecha económica- no tenía otra causa. Nunca sabremos, probablemente, qué había de verdad en aquella sospecha.

    Algunos, sin embargo, advertimos desde el primer momento que el nacimiento de Podemos obedecía a corrimientos sociológicos y políticos profundos y no representaba únicamente un riesgo para la izquierda institucional -PSOE e Izquierda Unida- sino también para la totalidad del modelo.

    En efecto, aquella irrupción obedecía a una causa inquietante: la convicción de muchos ciudadanos de que las fuerzas convencionales, las que se han alternado durante toda la etapa democrática y han sostenido el modelo bipartidista, ya no sirven, por lo que es todo el sistema representativo el que debe cambiarse.

    Los vientos han cambiado

    Las encuestas de opinión publicadas, quizá no muy fiables porque han de realizar previsiones sobre movimientos surgidos recientemente, lo que impide que se puedan aventurar leyes empíricas, confirman que Podemos es ya una fuerza equiparable a las dos tradicionales de centro-derecha y centro-izquierda, PP y PSOE. Podemos podría alcanzar un apoyo electoral del orden del 25%, y, según algunas empresas de sociología aplicada, habría tocado techo.

    Pero mientras se consolidaba en los sondeos la nueva fuerza pilotada por Pablo Iglesias, en medio de un colosal revuelo, irrumpía también con energía otro grupo político, Ciudadanos, que ya había conseguido una implantación significativa en Cataluña y que decidió hace poco extenderse a todo el Estado.

    Lo hizo en las elecciones europeas, y logró dos escaños. El último sondeo de Metroscopia detectaba el ascenso súbito de esta organización, que ya habría conseguido sobrepasar el 12% de los votos y que mantendría su tendencia al alza. La última encuesta del CIS, realizada en la primera quincena de enero, todavía no recogía esta eclosión. Pero la de ayer de Sigma Dos, también recoge ese ascenso.

    Y si Podemos se ha nutrido principalmente de Izquierda Unida y del PSOE (sólo el 8% de sus electores proviene del PP, según el CIS), Ciudadanos avanza sobre todo a costa de UPyD (el 10% de su militancia proviene del partido de Rosa Díez) y, sobre todo, del Partido Popular.

    Los ciudadanos conservadores que se han indignado por la corrupción y la gestión de la crisis por parte de los dos grandes partidos habrían encontrado así el destinatario de sus apoyos. En las últimas semanas, el PP se habría percatado con alarma de la situación, y ello explicaría ciertas reacciones como por ejemplo la supuesta consigna popular de que sus cuadros se refieran siempre a Ciudadanos en catalán, "Ciutadans", para conferirles una significación periférica. Lo que sucede es que estos ardides no siempre dan resultado y a veces se vuelven contra el emisor como un boomerang.

    Los vientos de cambio habrían adquirido, pues, cierta simetría, y la incógnita es ahora cuál será la magnitud de la mudanza estructural. Los expertos aseguran que las tendencias electorales son muy volátiles, en medio de la febril curiosidad de un electorado que se ha percatado de que está a punto de dar pasos históricos al impulsar reformas estructurales de calado, con los consiguiente riesgos inherentes a una transformación de esta envergadura.

    Las diferencias abismales entre Podemos y Ciudadanos

    La simetría no es en ningún caso completa porque en tanto Podemos es una formación que podría denominarse antisistema porque postula un cambio de régimen, que debería incluir la puesta en marcha de un proceso constituyente, Ciudadanos propone un modelo de gobierno socialdemócrata de tipo nórdico (uno de sus gurús económicos, Luis Garicano, dice mirarse en el modelo de Dinamarca).

    Además, la hipótesis de una alianza entre el PP y Ciudadanos no es ni siquiera semejante a la de la alianza PSOE-Podemos. El surgimiento de nuevas fuerzas lleva implícito el temor a que cualquier vinculación de lo nuevo con lo viejo suponga una desnaturalización de las opciones emergentes, que asoman con la virginidad un tanto ingenua de lo adánico. Todo lo cual permite aventurar probables problemas de estabilidad parlamentaria, ya que, con el panorama descrito, ni siquiera la ley d'Hont será capaz de organizar las cámaras legislativas.

    De cualquier modo, estamos en puertas de cinco elecciones consecutivas, y es presumible que lo que suceda en cada consulta influya en la siguiente, retroalimente algunas tendencias y destruya otras. En definitiva, cuando este país llegue las elecciones generales, las últimas de este ciclo, habrán sucedido muchas cosas hoy por hoy imprevisibles.