Política

El fantasma de Mato, la escoba de Podemos y el escaño perdido

    Ana Mato, exministra de Sanidad.


    Tuvo que darle la alternativa Alfonso Alonso para que Mariano Rajoy entrara al toro de Ana Mato cuyo fantasma planeaba ayer sobre el ruedo del Congreso y cuyo nombre y circunstancias estaban en boca de todas las intervenciones de los portavoces de una oposición que demandaba explicaciones y utilizaba a la ex ministra de Sanidad para dejar en evidencia la credibilidad del presidente del Gobierno y sus medidas anticorrupción.

    Unas medidas que, en principio, parecen serias, atinadas, necesarias y urgentes, pero en las que tan importante como el fondo son las formas y ayer, a Rajoy, le faltó cintura para coger el toro de la financiación ilegal de su partido y acompañar el plan de saneamiento general con un acto contrición y propósito de enmienda particular, ejemplarizante y convincente.

    Fue una omisión notable. Tanta como la ausencia en el banco azul del escaño de Ana Mato. Que si ella estaba presente en el espíritu, del sillón no había ni el hueco. "Como las funciones las asume la vicepresidenta y no hay ministro, no hay sillón", era la explicación que daban en la Mesa de la Cámara. Será cosa de la austeridad y los ajustes, que ¡líbrenos el Señor! de pensar en intenciones aviesas o destrucción deliberada de las huellas.

    Pero no era el de Ana Mato el único fantasma que surcaba ayer el Hemiciclo. También se adivinaba el de Podemos en los modos de un Pedro Sánchez cada vez mas populista y, sobre todo, en la alusión directa y certera de Rajoy cuando avisaba de que se comienza "generalizando la corrupción, se sigue con la propia política y se acaba señalando al sistema". A partir de ahí no queda espacio más que para los salva-patrias de las escobas, cuyo único programa político consiste en barrer, con las consecuencias de todos conocidas". Más claro...

    Por cierto, que sorprendió también Mariano cuando anunció que la nueva ley obligará a los partidos políticos a renovar sus órganos de dirección cada cuatro años. ¿Sería esa la bala que, me dijeron, el killer tenía reservada para su amiga Cospedal? En cualquier caso no deja de ser otra crónica de muerte anticipada.