Política

Análisis: La Constitución contra Mas, o la crónica de un desacuerdo anunciado

    Artur Mas. <i>Foto: Archivo.</I>


    La importante ceremonia parlamentaria de hoy tiene el guión escrito: los dos grandes partidos nacionales escenificarán el rechazo rotundo a la aplicación del artículo 150.2 para transferir a las comunidades autónomas la capacidad de convocar referéndums. Dado que el Constitucional ha negado por unanimidad a los catalanes la existencia de una soberanía propia, tampoco es posible otorgarles el medio de formalizarla. UPyD se adherirá a esta tesis, en la que no habrá ni sombra de fisura.

    CiU, por su parte, defenderá la idea de que la sentencia del Constitucional no es tan rotunda ya que, al tiempo que niega en efecto la soberanía de un territorio español, concede la posibilidad de materializar el derecho a decidir siempre que la demanda se canalice por los cauces constitucionales, por lo que es lógico pensar que también concede la posibilidad de convocar una consulta que otorgue visibilidad a este derecho, es decir, un referéndum consultivo que no tendría efectos jurídicos pero que sí permitiría mensurar el vector independentista como paso previo a su formalización por los cauces que se negociasen.

    Dicha tesis, sostenida por el Consejo Asesor para la Transición Nacional, es un puro sofisma, que sólo la obcecación puede poner en boca de constitucionalistas que en otro tempo demostraron solvencia.

    Hay, sin embargo, incógnitas sobre el recorrido político de la sesión de hoy, asunto en el que PP y PSOE coincidirán probablemente en los principios pero no en el desarrollo. En efecto, aunque el partido del Gobierno y el partido principal de la oposición ofrecerán nominalmente diálogo a la Generalitat, a las instituciones de Cataluña, es probable que Rubalcaba y Rajoy difieran en el temario.

    De hecho, Rajoy ha hablado de la posibilidad de la reforma constitucional, pero esta afirmación no está estructurada y probablemente se refiera tan sólo a que la pretensión soberanista catalana debería encauzarse por esa vía, aunque no habría prácticamente posibilidades de que prosperase. Rubalcaba, en cambio, insistirá en su propuesta federalista, mucho más abierta, que podría mejorar el acomodo de Cataluña en el Estado compuesto.

    El camino de la negociación

    El camino de la negociación está abierto, pero no todos los partidos dispuestos a recorrerlo están de acuerdo en las condiciones. En todo caso, no es posible emprenderlo en tanto el gobierno catalán no baje velas y muestre una mayor disposición a discurrir intramuros de la legalidad. De cualquier modo, conviene que las formaciones estatales conozcan de qué es preciso hablar con Cataluña para reducir el diferendo y plantear un pacto de Estado estable y permanente.

    Éstas son las cuestiones: a).-un mejor encaje constitucional de Cataluña, que podría lograrse mediante una reformulación federal del Estado (aunque no sólo pueda lograrse por esa vía); b).-un reconocimiento de la singularidad catalana (que se conseguiría fácilmente mediante una disposición adicional a la Constitución); c).-una mejora de la financiación (que es posible lograr en el marco multilateral de la reforma del sistema de financiación) y d).-Blindaje pleno y exclusivo de las competencias culturales y educativas.

    Claramente, son condiciones posibles en un ambiente sereno y si existe voluntad constructiva. Habrá que ponderar si merece la pena embarcarse en este arduo proceso negociador a cambio de que cese para siempre la reivindicación separatista de los catalanes.