Política

El análisis | Las incongruencias de Griñán, dentro y fuera del PSOE

    Jose Antonio Griñán. <i>Imagen: Archivo</i>


    José Antonio Griñán, afectado por el escándalo de los ERE fraudulentos, ha completado este lunes su retirada de la primera línea de la política andaluza con el anuncio ante el Comité Director del PSOE-A de la dimisión de la secretaría general. Sin embargo, parece lógico preguntarse qué sentido tiene que dimita de sus cargos en Andalucía, en prueba de que asume las responsabilidades políticas, y que no lo haga en la secretaria nacional. Griñán se prepara para abandonar la dirección del PSOE andaluz.

    Posiblemente, Susana Díaz, bien instalada en el aparato andaluz a su llegada a la presidencia, no se sentiría cómoda en una poco justificable bicefalia, y es lógico que asuma la secretaría general del partido en el congreso que se celebrará dentro de unas semanas para escenificar el relevo.

    Efecto pedagógico

    Es una lástima que Griñán, que ha cumplido con su obligación en este asunto, no haya sido más explícito a la hora de argumentar su marcha, lo que hubiera tenido un efecto pedagógico muy estimulante para la opinión pública, perpleja ante lo infrecuentes que resultan las dimisiones en este país.

    El ya expresidente andaluz se ha ido con el argumento de la renovación generacional entre los dientes, cuando la realidad era que se iba para que la posible imputación no salpicase al socialismo andaluz en el poder en coalición con Izquierda Unida.

    Las incongruencias de Griñán

    Griñán no ha sido imputado todavía, pese al maligno auto de la jueza Alaya que lo señalaba sin contemplaciones, y hay serias dudas de que el Supremo, que debería ser el encargado de hacerlo, encuentre elementos suficientes para encausarlo. En cualquier caso, parece lógico preguntarse qué sentido tiene que dimita de sus cargos en Andalucía, en prueba de que asume las responsabilidades políticas por un caso grave de corrupción que discurrió ante sus ojos, y no haga lo propio en el Partido Socialista, en el que ocupa nada menos que la presidencia federal.

    Sería injusto que esta cuestión lesionara el crédito del PSOE cuando este partido sí que ha tomado medidas contundentes de carácter político tras el escándalo de los EREs, en tanto el partido del Gobierno de la Nación, el PP, no ha hecho prácticamente nada ante el escándalo del 'caso Bárcenas', vinculado al 'caso Gürtel' y síntoma de una probable y dilatada financiación irregular.

    Sin embargo, el saneamiento de la política no puede avanzar si se atiende más a las simetrías que a la ética caso por caso. Y es manifiesto que hoy el PSOE tiene un problema, con independencia de lo que haga su principal antagonista.