Política
El Análisis| Rajoy, Rubalcaba y la parodia nacional de la políticobasura
Un miércoles más, ¿y van?..., Mariano y Alfredo, que tanto monta, volvieron a protagonizar un espectáculo de lo que podríamos definir como políticobasura, convirtiendo el Parlamento en un 'remake' de los Tómbola, Gran Hermano y demás bazofias.
El uno, el aspirante, porque carente de estrategia e incapaz de remontar en las encuestas se dedica a poner el ventilador y a pedir dimisiones impensables, pero sin propuestas y sin ejercer con sus cuentas personales y la de su partido esa transparencia que predica, que miserias tiene detrás, al menos en cuantía similar a las que denuncia.
Y el otro, el que defiende el cargo, porque se enroca en la herencia recibida (que ya huele) y el 'y tú más', mientras se niega a admitir auditorías externas, a amagar y no dar con las medidas y a defender lo indefendible en el Gobierno y en el Partido, donde nadie sabe conjugar los verbos cesar y dimitir.
Una tragicomedia rutinaria en la que ni escuchan, ni atienden a esa inmensa mayoría de ciudadanos que les eligieron para resolver, que demandan un gran pacto de Estado contra la corrupción y para relanzar la economía y el empleo, y que cada día están más hartos de pagar los platos rotos de la mala gestión, la incompetencia, la mediocridad y, en algunos casos, la inmoralidad de los que mandan.
Y, todo esto, en vísperas de la gran velada. De ese 'clásico' de la política que es el debate sobre el estado de la nación para el que, me dicen, Rajoy ha demandado a sus ministros munición en abundancia para intentar parar la ofensiva parlamentaria y en la calle.
Un debate al que llevará ese paquete de medidas por la transparencia; en el que anunciará una Estrategia de Emprendimiento descafeinada, porque le faltan las medidas fiscales que son las que más se necesitan; y de cara al que ha obligado ya a significativas rectificaciones, como el cese de Sepúlveda, la admisión a trámite de la dación en pago para redimir la deuda hipotecaria y la rebaja de las tasas judiciales. Concesiones al grito de "rectificar es de sabios", que dijo Cospedal. Aunque en este caso más que sabiduría denotan improvisación e ideas poco claras.