Política
El análisis: Esperpento a la española o matrimonio a la italiana
Esperpéntica. Don Ramón María del Valle Inclán no habría escenificado mejor la rueda de prensa de Mariano Rajoy y Mario Monti, quienes intentaban poner al mal tiempo buena cara y se permitían el lujo de aplaudir la decepcionante indecisión del BCE, que vuelve a poner a España e Italia a los pies de los caballos mientras Draghi, el servil Pilatos de la emperatriz teutona, se lavaba otra vez las manos y entregaba el euro al populacho.
Y ante tan cobarde marcha atrás de Draghi, y mientras los mercados y las primas de riesgo de los dos países periféricos entraban en barrena, nuestro presidente del Gobierno respondía con un significativo "ni sabe ni contesta", a la pregunta de si pediría el rescate a España. Porque esa y no otra es la responsabilidad que le ha cargado sobre los hombros el inconsistente Draghi, y esa es también la respuesta que ayer le pedían los mercados. A él y a su amigo Monti, con quien Rajoy renovaba un "matrimonio a la italiana", hasta que la crisis y Merkel los separen.
Un Monti que, por cierto, sí se atrevió a decir que Italia no acudiría a rescate alguno, mientras Mariano, haciendo patria, se empecinaba en responder una y otra vez a la gallega, mientras miraba desesperadamente a su secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro, como implorándole que apartara de él ese cáliz de una rueda de prensa pactada y limitada.
Y tan incómoda y tan evidente era la pose que mantenía el presidente, y tan reiterativas sus evasivas y respuestas, que este espectador de la segunda fila de butacas empezaba a preguntarse si es que el señor Rajoy estaba de verdad contra las cuerdas y sin nada que decir o, por el contrario, se estaba guardando alguna baza oculta, de alguna negociación entre bastidores para obtener la ayuda europea sin pagar el peaje de las condiciones del rescate. Un bis a bis o un tète a tète que ni puede ni le interesa desvelar.
Y esperamos que sea así, por su bien y por el nuestro. Y aunque por poco tiempo, vamos a darle el beneficio de la duda. Porque si no, pasaremos del esperpento a la tragedia.