Política

Zoido adelagaza el PP de Andalucía y cede poder interno a sus cargos locales

    Juan Ignacio Zoido durante su elección | EFE


    La sucesión 'exprés' en la presidencia y estructura interna del PP andaluz culminó el sábado más rápido incluso de lo que estaba previsto debido al fuerte malestar social por el paquete de recortes aprobado en el último consejo de ministros. Descartado que el congreso de los populares andaluces se prolongara hasta el ayer domingo como estaba previsto, Mariano Rajoy clausuró el cónclave que aúpa a Juan Ignacio Zoido a la presidencia del partido en sustitución de Javier Arenas, hombre fuerte de los populares andaluces durante las dos últimas décadas.

    Zoido, que seguirá al frente de la alcaldía de Sevilla pero abandonará la presidencia de la Federación Española de Municipios de Provincias (FEMP), coge el timón del primer partido de Andalucía, el que más votos ha obtenido en las tres últimas convocatorias electorales entre 2011 y 2012, pero que no pudo llegar a controlar la Junta al quedar a cinco diputados de la mayoría absoluta. Ése es el trecho que aún le queda por subir al PP en la comunidad, y será Zoido el encargado de guiar al partido.

    Nueva estructura

    El regidor, al que Arenas ha definido como "mi amigo del alma", ha adelgazado la estructura del partido y ha dado más poder interno a quienes de verdad controlan presupuesto y poder real en las instituciones: los alcaldes y presidentes de las diputaciones. El PP controla las ocho capitales de provincia, otras grandes ciudades como Jerez de la Frontera, Algeciras o Antequera, y cinco diputaciones.

    De ahí que se haya creado un nuevo comité de gobiernos locales presidido por Elías Bendodo, el presidente de la diputación de Málaga; y cuya secretaria general es Ángeles Muñoz, la alcaldesa de Marbella. Este órgano persigue, aparte de su papel interno en el PP-A, dos objetivos clave. Primero, dar un papel relevante a la provincia de Málaga, verdadero y tradicional granero de votos de los populares en Andalucía; y, en paralelo, contrarrestar la concentración de poder en Sevilla, que ha sido precisamente una de las grandes críticas internas que de manera persistente, y con más insistencia tras el resultado del pasado 25M, se le hicieron a Javier Arenas.

    Zoido, que pidió y obtuvo manos libres para reconfigurar el partido, eligió como secretario general a José Luis Sanz, alcalde de la localidad sevillana de Tomares. Muchos, dentro del partido, temieron entonces que se repitieran los mismos errores de la etapa anterior.

    El papel otorgado a Bendodo, escenificado en una reunión en la sede del partido en Sevilla, sirvió para limar aparentemente todas las asperezas y para que Zoido fuera elegido con un apoyo del 97 por ciento, sin ningún voto en contra. Todo un mensaje cara al PSOE andaluz, que hace una semana asestó un revés a su secretario general y presidente de la Junta, José Antonio Griñán, respaldándole sólo con el 70 por ciento de los votos. Menos respaldo aún tuvo su ejecutiva, el 67.

    Precisamente la catarsis interna realizada por el PP-A en tiempo récord tras las elecciones del 25M deja al partido listo para emprender la nueva etapa política en la comunidad. Una etapa que muchos ya creen que no llegará hasta 2016, a las próximas autonómicas. El propio Griñán tuvo que desmentir esta semana que se plantee adelantar las elecciones ante ese alto nivel de contestación interna en el PSOE y, sobre todo, ante el tremendo malestar que arrastra IU por el plan de ajuste aprobado en junio para cumplir el objetivo de déficit.

    La creciente certeza de que no será el último sapo de este tipo que IU tendría que afrontar si quiere seguir en el gobierno está provocando desafección interna en la coalición de izquierdas. A ello se suma el papelón que está teniendo que asumir para defender a los socialistas en la comisión de investigación parlamentaria sobre los ERE. Como colofón, el propio Griñán se autoproclamó la semana pasada, menos cuatro meses después de los últimos comicios, candidato del PSOE a los siguientes.