Política

El sastre de Camps: "Me llamó ocho veces mientras declaraba ante Garzón"



    "Camps era muy exigente, pero era una buena persona, una persona muy amable... Antes de mi declaración me llamó cuatro o cinco veces... Yo le tranquilicé diciéndole que los cuatro trajes que encargó a Milano se habían devuelto... Fue cuando me dijo que Álvaro era un bocazas", relata el sastre del presidente valenciano. Camps ya se ha defendido de estas acusaciones.

    José Tomás, sastre de Camps para más señas, que no torero, es desde hace unas semanas protagonista de las principales noticias que escudriñan la trama del caso Gürtel, una trama que toca al presidente de la Comunidad Valenciana.

    A Camps y a Tomás -asevera este domingo El País- les presentó 'El Bigotes'. Un día después de su declaración ante Garzón, Tomás ha perdido su trabajo.

    La primera vez

    El relato de los hechos se remonta a la primera vez que le tomó medidas. Aquello tuvo lugar en la tienda que Milano tiene en la calle Serrano de Madrid. "Pero los cuatro primeros trajes que le confeccionó no le sentaban bien, así que los devolvió".

    "Siempre que venía a Madrid se alojaba en el Ritz... El me llamaba por teléfono y me decía a la hora a la que llegaba al hotel... La primera vez le tome las medidas y las dos siguientes le mostré algunas telas y dos americanas... Camps era muy exigente, me hizo repetir varios trajes, pero era una buena persona, una persona amable. Los trajes que le hice eran de unos 800 o 900 euros los primeros, los últimos de 1.000 o 1.200 euros", aclara.

    Una relación de año y medio

    Tuvimos una relación de año y medio, apostilla el sastre, no sin indicar que el montante final de los trajes ascendió a 12.783 euros. "Antes de mi declaración ante Garzón, me llamó 4 0 5 veces -afirma-; yo le noté muy nervioso. Me preguntó si habría alguna factura de Milano a su nombre. Le tranquilicé diciéndole que los cuatro trajes que encargó a Milano se habían devuelto y eso había sido antes de los encargos a Forever Young. Fue cuando me dijo que Álvaro era un bocazas".

    Las declaraciones de Tomás, a expensas de la Justicia, abunda en detalles, y lo cierto es que su jefe, Eduardo Hinojosa, de la familia propietaria de la firma Cortefiel, le acusa de facturas falsas. El sastre argumenta que él nunca tuvo competencias de hacer facturas.