La Llotja, más de seis siglos de historia para acoger un consejo de ministros
Situada en el frente marítimo de Barcelona, a pocos metros del Puerto y del casco antiguo de la ciudad, la Llotja ha sido durante más de seis siglos testigo del desarrollo económico y cultural de Cataluña y es uno de los edificios más representativos del empresariado y la sociedad civil catalana.
El monumento, de aspecto neoclásico -la actual edificación, del siglo XVIII, se construyó sobre el antiguo edificio medieval- cuenta con una amplia variedad de salas que desde hace unos años se alquilan para celebrar acontecimientos de diversa índole, como fiestas, conciertos, desfiles de moda, congresos, presentaciones, ruedas de prensa, cenas de gala e incluso bodas.
No obstante, la reserva de estos espacios está al alcance de pocos bolsillos, según reconoce el presidente de la Cámara de Comercio, Miquel Valls, que remarca que el Gobierno ha pagado por el alquiler del inmueble como cualquier otra persona, empresa o entidad.
La Casa Llotja de Mar dispone de diversos espacios susceptibles de acoger la reunión del Consejo de Ministros, como el Salón de Contrataciones, una gran sala de 14 metros de altura que se conserva desde el período medieval y que ha sido escenario de la primera ópera representada en Barcelona o de los Juegos Florales.
También destacan el Salón Dorado, cuyos muros están tapizados con seda de Damasco, y el Salón Lucrecia, un espacio rodeado de pinturas presidido por un retrato del rey Alfonso XIII, obra de Joan Brull.
En sus orígenes, a mediados del siglo XIV, la Llotja fue la máxima manifestación de la pujanza de los mercaderes barceloneses y la sede del Consulado del Mar de Barcelona, institución cuya jurisdicción era similar a los actuales tribunales mercantiles.
No obstante, la Llotja ha vivido momentos de esplendor y decadencia a lo largo de su larga historia, y el año 1714 fue una fecha clave en el proceso de degradación del edificio.
El 11 de septiembre de ese año, las tropas borbónicas entraron en Barcelona y Felipe V, vencedor de la Guerra de Sucesión, hizo derribar 1.200 casas del barrio de la Ribera para construir la Ciudadela y ocupó la Llotja para convertirla en cuartel.
La ocupación de la Llotja fue completa: los pisos superiores se acondicionaron para alojar a los soldados, mientras en la planta baja se instalaron las cocinas y los almacenes.
El Decreto de Nueva Planta promulgado por Felipe V en 1716 contemplaba la abolición de las leyes e instituciones propias de Cataluña, pero preveía la continuidad del Consulado del Mar, que no obstante se encontró sin sede y sin su fuente principal de ingresos, ya que el monarca le retiró el derecho de recaudar el impuesto de 'periatge', que gravaba las mercancías que entraban a Cataluña por mar.
En 1755, en una nueva etapa de bonanza económica en Cataluña, los comerciantes barceloneses solicitaron a Fernando VI la devolución de la Llotja y la gestión directa de este impuesto.
No fue hasta 1771 cuando los comerciantes, agrupados bajo la Real Junta Particular de Comercio de Barcelona, recuperaron las llaves del edificio para instalarse de nuevo en él y decidieron ampliarlo para adaptarlo a sus necesidades.
La construcción del nuevo edificio se prolongó durante más de tres décadas, a las que hay que añadir las casi dos de rehabilitación del salón gótico, el Salón de Contrataciones, que amenazaba ruina.
La burguesía barcelonesa tuvo que esperar 48 años, hasta 1819, para disponer completamente de la nueva Llotja, que en los años posteriores fue protagonista de algunos acontecimientos clave de la vida política del país.
Así, desde la terraza del edificio se proclamó la Constitución liberal de 1820; durante la revolución de 1868 la Llotja fue ocupada por el pueblo sublevado y en 1885 se aprobó allí el Memorial de Agravios enviado al rey Alfonso XII.
La Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Barcelona se constituyó en 1886 y se instaló inicialmente en una estancia de la Llotja de Mar, aunque fue ganando espacio en las décadas posteriores, hasta ocuparlo totalmente,
La Cámara es la encargada de gestionar actualmente este histórico edificio, que mañana acogerá por primera vez un Consejo de Ministros del Gobierno español.