Política
El análisis | Rajoy no encuentra candidato a las europas por miedo al fracaso en las urnas
El pasado viernes, el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto de convocatoria de las elecciones europeas, que será publicado mañana, martes, 54 días antes de la consulta como manda la normativa electoral, pero el PP sigue sin candidato. Fuentes del PP aseguran que es por que Rajoy no encuentra candidato que se preste a un fracaso.
¿Estrategia?
Y la demora en la designación del cabeza de cartel del PP en las ya inminentes elecciones europeas del 25 de mayo, después de que Rajoy descartara la continuidad de Jaime Mayor Oreja al frente de la representación popular, no parece deberse a una simple estrategia: el presidente popular estaría encontrando fuerte resistencia a ocupar una plaza que parece destinada al fracaso y no habría encontrado la combinación perfecta que le permita resolver esta papeleta inaplazable y mejorar al mismo tiempo la apariencia de un Gobierno que hace agua por bastantes de sus flancos y que se está poniendo nervioso a medida que se acercan las citas electorales, en que las encuestas no presagian nada bueno para las dos grandes formaciones políticas, claramente a la baja en el aprecio popular.
En cualquier caso, el PP ha comenzado cierta movilización encaminada a conseguir la fidelidad de los votantes históricos del partido en las pasadas ocasiones. Ha habido ya varias convenciones regionales, actos de balance gubernamental sobre empleo y economía.
Este pasado fin de semana ha habido escenificaciones de partido en Málaga con Arias Cañete (quien sigue sonando, probablemente a su pesar, como candidato europeo, como si no hubiera habido un desmentido bastante rotundo); en Barcelona con Soraya Sáenz de Santamaría; en Asturias con Jesús Posada. No se habla todavía de elecciones, lógicamente, mientras Génova avanza en el programa, que todavía no tiene nombres dispuestos a defenderlo.
Mientras el PP dormita y lanza el mensaje tácito de que estas elecciones no son en realidad importantes, el PSOE está tratando la desesperada de arrogarse la representación de la izquierda, para sortear la amenaza de IU que las encuestas detectan con claridad. De hecho, los socialistas -al igual que IU y UPyD- plantean estas elecciones como primera vuelta de las generales, y es evidente que pesarán psicológicamente en el último tramo de esta legislatura: una derrota del PP en estas elecciones 'de medio mandato' complicaría las previsiones de Rajoy y obligaría al Gobierno y a la oposición a reformular su estrategia con Cataluña. En sentido contrario, un éxito del PSOE representaría la salida definitiva del túnel de los socialistas, que se habrían rehecho del lastre de la legislatura anterior, en que hubieron de gestionar lo más duro de la gran crisis.
Naturalmente, la demora en la designación por Rajoy del candidato es sonrojante que a estas alturas, en la época de puesta en marcha de las primarias por la izquierda, el partido no tenga nada que decir ante una decisión que corresponde estatutariamente en exclusiva al líder- se vincula a la hipótesis de una crisis de gobierno, que sí corresponde inexorablemente a quien fue investido presidente.
Rencillas y achicharrados
Como es bien conocido, hay ministros achicharrados por el desgaste que han sufrido: Wert, Mato, Fernández Díaz, Soria. Otros en el disparadero por sus decisiones impopulares, como Gallardón, que amenaza a Rajoy con una campaña monumental que podría enajenarle gran parte del voto femenino. Hay rencillas internas, la eterna pugna entre Cospedal y Sáenz de Santamaría? que en algún caso tienen el aire de una querella sucesoria? Y Rajoy se mantiene enigmático y parco en palabras, sin dar pistas y agotando la paciencia de los suyos, más que de los ajenos.
Así las cosas, es imposible mantener la tesis de que esta demora es prueba de que todo está controlado. Más bien parece que se ha agotado la imaginación y que el suelo empieza a hundirse bajo los pies del gobierno, en vísperas de unas delicadas elecciones que pueden desmantelar toda la euforia trabajosamente erigida en torno de la recuperación que no han percibido todavía los grandes damnificados por la crisis.